Las monjas de Viveiro que enseñan a los jóvenes a 'ser feliz' sin Whatsapp o Instagram

Creemos que las redes sociales nos hacen felices. El silencio y la oración parecen algo del pasado. Pero las monjas demuestran la verdadera felicidad y paz

Las monjas de Viveiro que enseñan a los jóvenes a 'ser feliz' sin Whatsapp o Instagram

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Un grupo de estudiantes asturianos han hecho una visita con el colegio poco habitual. A priori, podría incluso parecer poco atractiva:  fueron de excursión a conocer a las monjas de clausura concepcionistas de Viveiro. A pesar de esta iniciativa tan poco habitual, los chicos salieron muy "impactados" de este encuentro.

Los jóvenes estuvieron conversando con las monjas y conociéndolas, viendo cómo vivían, escuchando sus historias... Y en una sociedad en la que es muy común estar siempre 'conectado', con el teléfono, las redes sociales, la televisión, el ordenador... les impactó ver que aquellas mujeres son felices, aunque vivan en un convento de clausura, sin todas esas cosas, que tanto necesitamos en la actualidad. 

Conversación impactante sobre diferentes modos de vida

Lo ha contado el diario gallego 'La Voz de Galicia'. Al principio les costó entenderlo, pero disfrutaron conversando con ellas: "Se quedaron muy sorprendidos... al principio nos hicieron algunas preguntas que nos dejaron un poco cortadas, se nota que nunca habían estado en un lugar así, pero se marcharon encantados", explica Sor Teresa, Abadesa del convento.

Conocer un modo de vida tan diferente, les impactó. Nunca habían visto algo así: "Los profesores, nos dijeron que lo que más les había gustado a los chavales, de la visita al convento, había sido el encuentro con las monjas por la paz y la alegría que les transmitíamos, porque nunca habían visto algo así", explica Sor Teresa, Abadesa del convento.

¿Cómo es la vida cotidiana de las concepcionistas de Viveiro?

Actualmente, en el convento viven 12 monjas. Son bastante mayores, pero siguen trabajando al píe del cañon. La más joven tiene 48 años, la mayor 96. 

A diario, rezan y ayudan a los seres humanos. Pero están algo preocupadas por la falta de vocaciónes, como afirmó Isabel, la mas veteranar: “Es una pena, porque esta es una vida muy feliz"

Aunque son monjas de clausurapueden salir del convento, para ir al médico, o realizar gestiones personales, explica Sor Teresa. También sus familiares pueden visitarlas: “Y si no pueden venir a verte porque están enfermos, por ejemplo, puedes ir tú a verlos”.

Cada día, las concepcionistas de Viveiro realizan diversas actividades, intercalando su oración con el trabajo: “Se plancha para iglesias, se cose todavía algo, tenemos la huerta, la iglesia abierta al culto... Y luego la vida de comunidad que hay en toda casa”, como explica Sor Lucía. La abadesa también afirma que viven de su trabajo, han cotizado y reciben pensiones de jubilación.

Según comenta Sor Teresa, la mayoría de las monjas, reciben pensiones de jubilación: «Vendíamos dulces hasta que, en 1993, dimos de baja la actividad de la tienda en Hacienda, y cosíamos camisas para una empresa de A Coruña que luego cerró. En la sala de costura llegamos a tener once máquinas industriales”, cuenta  Sor Teresa. Actualmente, a diario pueden ver la televisión, sobre todo las noticias del telediario y la misa en 13 TV.

Las monjas, fueron entrevistadas por La Voz de Galicia. Sor Teresa, cuenta que: “Vinieron en una excursión del instituto, porque sus profesores querían que supieran que existen otras formas de llevar una vida feliz”.

La adolescente que se sintió llamada a ser monja de clausura

Siendo adolescente, Sor Teresa decidió salir de casa para ser monja. Tenía la misma edad que los estudiantes que la visitaron. Antes de entrar al convento, la Abadesa estuvo viviendo de un modo diferente: “Me gustaba mucho la fiesta y bailar. Me hubiera gustado estudiar una carrera como Magisterio, pero me pudo más la vocación espiritual”. Ya en el convento, cambió su nombre por Sor Teresa. 

Cuando entró al convento, se cambió de nombre. Antes de ser conocida como Sor Teresa, se llamaba María Inés. Durante su juventud vivió con su familia en Lagoa, Alfoz. Aunque, no se lo esperaba, se sintió llamada a una vocación de clausura. 

Cuenta Sor Teresa que sigue siendo necesario el silencio para poder hacer oración: “Todo lo de fuera, todo lo que halaga te atrae y es muy fácil dejarse llevar, pero, al final, descubres que todo eso te deja vacío como persona, sin nada, y toda persona, para encontrarse consigo misma, necesita el silencio, alejarse del ruido”.

Durante la visita de aquellos estudiantes, las Concepcionistas de Viveiro mostraron cómo se puede ser feliz sin Whattsapp o Instagram. 

En este vídeo de La Voz de Galicia se puede ver el reportaje:

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