Los trastornos alimentarios están cada vez más presentes en España. Afecta en torno al 4,5% de la población adolescente. En la mayoría de los casos son chicas. Se estima que una de cada diez adolescentes padece estos trastornos en la conducta alimentaria, que deriva en diversas enfermedades, como anorexia o bulimia.

La edad de inicio en la anorexia nerviosa se sitúa entre los 13 y los 18 años, aunque cada vez se dan más casos entre las mujeres adultas o que ni siquiera llegan a la adolescencia. La bulimia suele iniciarse más tarde, entre los 18 y los 25 años, aunque también se está adelantando la edad de aparición, a la par que se dan con mayor frecuencia casos entre mujeres de entre 24 y 40.

"Estaba siempre de mal humor"

La hija de Pilar tiene 21 años. Hoy es una chica feliz tras lograr recuperarse del trastorno alimentario que padeció durante su adolescencia. Pilar empezó a notar los síntomas cuando ésta tenía 14 años: "Empezamos a observar que estaba siempre de mal humor, dio un bajón importante en las notas, etc. Yo en un principio no le di importancia, porque lo atribuía a la edad."

La hija de Eduardo también padeció anorexia. Fue en la década de los noventa, cuando apenas se conocía nada de esta enfermedad. Dos décadas después de aquello, está recuperada, casada y es madre. Como en casi todos los casos, los primeros síntomas aparecieron en su etapa adolescente, con 14-15 años: “Fue un periodo difícil para ella, porque cambió de colegio y es una fase de la vida complicada. Su madre y yo veíamos que era propio de la edad. Y cuando te das cuenta que detrás de esos cambios hay un problema, pasan unos meses.”

Los hombres tampoco se libran, tal y como recuerda la psicóloga Elena Martínez en ‘Imparables’: “Cada vez son más los hombres afectados, pese a que la mayoría siguen siendo mujeres. Suelen ser chicas en edad escolar, aunque el espectro se está ampliando.”

La anorexia no nace del capricho por perder peso, tal y como subraya Martínez: “Estas afirmaciones son fruto del desconocimiento. La anorexia es un trastorno alimentario que repercute en el aspecto psicológico y físico. Es la consecuencia de rechazar nuestro peso en función de la edad del paciente. Hay pavor por engordar.”

Centros de Educación Especial

Es un temor por parte de las familias con algún hijo o hija escolarizado en centros de Educación Especial como consecuencia de una parálisis cerebral o una discapacidad intelectual severa. Podrían dejar de existir a partir de 2025. Es al menos la intención del Gobierno de España, en el marco de la reforma educativa en la que trabaja. Lo curioso es que la propuesta procede del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, el CERMI, que propuso en la reunión del Consejo Escolar celebrado el pasado mes de enero esta medida, y que el Ejecutivo ha valorado para incluirla en el anteproyecto que está elaborando para reformar la LOMCE.

El Gobierno plantea es que todos los centros educativos del país estén adaptados para una completa inclusión y dotarlos de las herramientas con las que cuentan los centros de Educación Especial. A priori tarea complicada. En España hay cerca de 35.000 personas escolarizadas en alguno de estos centros. Entre ellos Víctor, el hijo de José María. Su grado de discapacidad es del 93%, tras la parálisis cerebral que sufrió durante el parto. Desde los tres añitos acude al centro de educación especial del que dispone APACE Toledo. Centro donde Víctor progresa, aunque muy lentamente: “Es un centro que a mi hijo le ha dado la vida. Ahora, a sus ocho años, es capaz de andar con cierta soltura, y se atreve incluso a caminar solo. También tiene capacidad para jugar con sus manos, estar sentado y mantener cierto equilibrio o interactuar con los demás mediante el contacto. En definitiva, le permite obtener una cierta autonomía, una vida digna en la medida de los posible, aunque siempre estén guiados”, asegura su padre.