Ángel Acuña, coleccionista de videojuegos: "Tengo 21.000 juegos, pero no me ha costado mucho dinero, siempre he comprado lo que se encuentra barato en cada momento"
Este tinerfeño ha reunido una de las colecciones más grandes de Europa gracias a su particular método: buscar ofertas y no gastar grandes sumas de dinero

Carlos Moreno 'El Pulpo' entrevista a Ángel Acuña, coleccionista de videojuegos
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Ángel Acuña, un coleccionista de videojuegos de Santa Cruz de Tenerife, ha logrado amasar una impresionante colección de más de 21.000 títulos. En una entrevista en el programa 'Poniendo las Calles' de la cadena COPE, con Carlos Moreno 'El Pulpo', Acuña ha desvelado que su secreto no es la inversión de grandes sumas, sino la paciencia y la búsqueda de oportunidades. "Tengo 21.000 juegos, pero no me ha costado mucho dinero, siempre he comprado lo que se encuentra barato en cada momento", ha explicado, resumiendo una filosofía que le ha permitido construir una de las mayores colecciones de Europa.
Un hobby, no un negocio
Acuña ha dejado claro que su afán no es económico, sino puramente pasional. Para él, el coleccionismo es un hobby y no un negocio. "Nunca me he planteado venderla", ha asegurado, explicando que su intención es dejar la colección a sus dos hijos como herencia. De hecho, ha mencionado que ya piensa en darles instrucciones para que, si alguna vez deciden venderla, sepan gestionar su valor correctamente y no se dejen engañar por precios inflados.
Nunca me he planteado venderla"
Coleccionista de videojuegos
Aunque no la considera un negocio, sí la ve como una inversión de futuro para sus hijos. Ha admitido que en un momento de necesidad económica se desprendió de "un par de cosas", demostrando que la colección también puede funcionar como un fondo de emergencia. "Si en algún momento yo me veo en una necesidad con llamar a los personajes, decirle, mira, te vendo estas 2 cosas, salvo de cualquier apuro", ha comentado en la entrevista.
El origen de una pasión
Su afición por coleccionar no es nueva. "Siempre me ha gustado coleccionar un un poco de todo", ha confesado. Antes de los videojuegos, ya juntaba cromos de La Liga o del campeonato de motociclismo. Nacido en 1973, empezó con los ordenadores de 8 bits como el Spectrum y el Amstrad, aunque el coleccionismo serio de videojuegos no comenzó hasta que se independizó, en la época de la mítica PlayStation 1.

Computadora Sinclair ZX Spectrum de 1982
La elección de los videojuegos por encima de otros objetos como los sellos o las monedas se debe a su jugabilidad. Acuña valora el "doble componente" que ofrecen: "el de disfrutarlo y el de coleccionarlo". A diferencia de un sello que solo se puede admirar, un videojuego, además de ser un objeto de colección, se puede usar y disfrutar, una característica fundamental para él.
El reto del espacio y las gangas japonesas
Guardar 21.000 juegos no es tarea fácil. Acuña ha contado la anécdota de cómo resolvió el problema del espacio. Con la llegada de su segundo hijo, la habitación que usaba para la colección era necesaria. La solución apareció cuando los constructores de su edificio pusieron en venta una oficina en el semisótano, que pudo adquirir "a precio de plaza de garaje". Este espacio se convirtió en la salvación para su creciente tesoro.

Disco de Biohazard 2 en una consola PlayStation de Sony
Se define a sí mismo como un coleccionista "un poco raro" porque no sigue las tendencias del mercado ni tiene trato con otros aficionados. "No compro para revender", ha afirmado. Su método consiste en encontrar oportunidades, como cuando, junto a un amigo que importaba de Japón, conseguía juegos en lotes "a un euro" que ahora han multiplicado su valor. Este enfoque le ha permitido hacerse con muchos títulos retro de gran interés.
Yo los juegos en realidad, digamos, no los busco, los los encuentro"
Coleccionista de videojuegos
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