La Unión Europea paga cerca de 1.000 millones de euros al día a Rusia por el suministro de gas y petróleo. Aunque Alemania quisiera reducir su dependencia en tiempo récord, por ahora, que les cierren el grifo de un plumazo, supone un grave problema.

Es inviable cortar el gas sin dejar caer a una economía como la de Alemania, y por tanto, la de la Unión Europea. Esto ha derivado en dos posturas entre los países miembros: aquellos inflexibles con Moscú, y los partidarios de encontrar una vía para poder seguir recibiendo estas importaciones energéticas.

¿Cuál es el problema? Rusia quiere obligar a que el gas se pague en Rublos y la Unión Europea no quiere para asfixiar a la economía rusa, pero, ¿hay alguna solución? Sí. Una vía intermedia, un truco financiero. Esto consiste en que los países pagan en euros o dólares, pero la empresa estatal rusa, Gazprom, no hace el pago efectivo hasta que el dinero se cambia a rublos, ya en una cuenta en Rusia.

Lo que pasa es que este sistema, que utilizan algunos países europeos, está permitiendo a Rusia esquivar las sanciones a su moneda, y está salvando a la divisa rusa del desplome. Y como Alemania no ha entrado por el aro de este sistema de pago, está a las puerta de que los rusos les corten el grifo del gas.

Rusia -por ahora-, solo ha cortado el gas a Polonia y Bulgaria, pero un corte a escala mayor, parece bastante probable. Jorge Morales de Labra es experto energético: “Para la economía alemana, las consecuencias serían un desastre. Y cuando hablo de economía, hablo también de desastres para las familias. Esto supone restringir el suministro de gas durante el invierno, lo cual quiere decir que las familias no podrían tener sus casas a la temperatura adecuada”.