El protagonismo del laicado en la evangelización
Ante la celebración del Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar y del Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, Mario Alcudia reflexiona sobre la necesidad de acoger y poner en práctica la misión encomendada por el Señor en el anuncio del Evangelio

EL PROTAGONISMO DEL LAICADO EN LA EVANGELIZACIÓN | FIRMA MARIO ALCUDIA
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Este fin de semana, ante la celebración este domingo de la solemnidad de Pentecostés, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, se está celebrando en Roma el Jubileo de movimientos eclesiales, asociaciones y nuevas comunidades.
Bien sabemos del papel tan importante de los laicos en la misión de la Iglesia en el momento actual, Es el momento de dar testimonio de forma valiente y sin complejos, de crear comunidades comprometidas y mostrar con nuestro ejemplo que la misericordia de Dios nunca se cansa de llamarnos.
Este Jubileo trata precisamente de animar a los lacios a ser peregrinos de esperanza y como en Pentecostés, perder el miedo a salir y habitar las periferias, atentos como dicen los obispos a nuestra realidad más cercana, a lo que acontece en nuestra vida, implicándonos cuando veamos necesidad de ello, dejándonos guiar, por el Espíritu, a pesar de la dureza que pueda tener el camino.
Es momento también de reflexionar sobre la riqueza de los carismas, de los movimientos y asociaciones a los que muchos de los laicos pertenecen siendo conscientes de que a pesar de esa especificidad de cada uno, de esa pluralidad en la diversidad, cada uno de esos carismas es esperanza para la Iglesia.
Cada bautizado estamos llamados a ser fermento de esperanza, dando testimonio del paso del Señor en nuestras vidas.
Hablaba el Papa León XIV en su primer saludo, tras su elección, de tender puentes; y desde luego todo esto solo es posible si laicos y pastores caminamos juntos cooperando y trabajando en comunión. Es volver a hacer esa experiencia de Pentecostés para salir con fuerza a anunciar al Señor y su Evangelio.
Este Jubileo de la Esperanza es una ocasión propicia para revitalizar la vocación laical desde la esperanza Cristiana, un momento privilegiado para dar gracias, renovar nuestra fe y esperanza, y compartir la alegría de ese sabernos miembros de una Iglesia viva y enviada al mundo.