En el Cónclave brillaba el sol
Escucha la Firma de José Luis Restán del martes 13 de mayo

La Firma de José Luis Restán del martes 13 de mayo
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Confieso que en los días previos al Cónclave me fue conquistando la certeza de que la Iglesia disponía de un ramillete de nombres suficientemente amplio como para ofrecer tranquilidad. La forma y la velocidad con que los cardenales han alcanzado un amplísimo acuerdo (alguno ha hablado de más de un centenar de votos para el cardenal Prevost en la cuarta votación) disuelven también el esquema de una Iglesia enfangada y dividida en grupos rígidos e irreconciliables.
Me parece significativo cómo han relatado su experiencia dos cardenales que habían aparecido abundantemente en las quinielas de los medios: el Secretario de Estado, Pietro Parolin, y el Patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa. Este último se refiere con ironía a la narrativa previa de tantos medios y señala que desde el inicio de las congregaciones de cardenales se experimentó un ambiente de comunión: “sustancialmente el Papa fue elegido en un día… se hablaba de divisiones, pero se ha visto la unidad del Colegio cardenalicio”.
El cardenal Parolin se ha referido a la serenidad del nuevo Papa, con el que ha colaborado en diversas cuestiones nada fáciles: “he podido experimentar su conocimiento de las situaciones y de las personas, su moderación a la hora de argumentar, su equilibrio al proponer soluciones, su respeto, atención y amor hacia todos”. Pizzaballa ha explicado que los cardenales entendieron rápidamente que León XIV encarna dos dimensiones esenciales para la Iglesia de hoy: la misionera, forjada en territorios pobres y periféricos del mundo; y la de gobierno, madurada en su experiencia al frente de la Orden agustiniana y en los años pasados en la Curia. Y ha destacado de sus primeras intervenciones la centralidad de Cristo y la necesidad de comunicarlo como salvador del mundo en el contexto atribulado y confuso de nuestro mundo de hoy. El cardenal Parolin concluye así su testimonio: “estaremos a su lado con nuestro afecto, nuestra obediencia y nuestra oración”. Según algunos medios amenazaba tormenta, pero, en realidad, lo que ha brillado es el sol.