Una amistad que se inscribe en el designio de Dios
Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 30 de octubre

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Ayer el Papa dedico la audiencia general a recordar que hace sesenta años, el Concilio Vaticano II promulgó la Declaración Nostra aetate, y León XIV explicó que este documento “nos enseña a tratar a los seguidores de otras religiones no como extraños, sino como compañeros de viaje en el camino hacia la verdad; a honrar las diferencias afirmando nuestra humanidad común; y a discernir, en toda búsqueda religiosa sincera, un reflejo del único Misterio divino que abarca toda la creación”. Esta es la doctrina de la Iglesia sostenida de manera ininterrumpida por los papas en estos sesenta años.
Ayer León XIV quiso dedicar especial atención a las relaciones de la Iglesia con el mundo judío, que están en el corazón mismo del documento conciliar. “Por primera vez en la historia de la Iglesia, dice el Papa, se buscaba dar forma a un tratado doctrinal sobre las raíces judías del cristianismo, que significase un punto de no retorno en el plano bíblico y teológico. En él se sostiene que “la Iglesia de Cristo reconoce que los orígenes de su fe y de su elección se encuentran ya en los patriarcas, en Moisés y en los profetas”. Para la Iglesia es esencial el patrimonio que tiene en común con los judíos, y por eso “deplora los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos”. No por razones políticas, sino estrictamente evangélicas. Por eso, en la misma línea de sus predecesores, el Papa León ha querido confirmar solemnemente que “la Iglesia no tolera el antisemitismo, y lo combate en razón del Evangelio mismo”.
El diálogo judeo-católico ha avanzado mucho en estas seis décadas, pero como reconoció el Papa, en este período también ha habido malentendidos, dificultades y conflictos. Pero eso no altera la profunda convicción del vínculo indisoluble que liga a la Iglesia con el pueblo judío hasta el final de los tiempos. “No podemos permitir", dijo ayer León XIV “que las circunstancias políticas y las injusticias de algunos nos alejen de la amistad”. Porque para nosotros, esa amistad pertenece al designio de Dios. Era necesario decirlo hoy.



