El coronavirus no entiende de vacaciones, del mes de agosto, y sigue imparable su avance por toda España. Cataluña y Andalucía aguantan la presión hospitalaria, País Vasco ve como los ingresos crecen... y las residencias de ancianos vuelven a estar en el foco porque el virus no se ha ido entre los más vulnerables. Se vuelven a endurecer los protocolos para limitar las visitas a sus residentes, para los trabajadores que los atienden o hasta para las salidas que muchos de ellos podían realizar. Pero como en todo hay un hilo para la esperanza. Hoy está en Zaragoza, ahora mismo uno de los mayores focos de COVID. Se llama Casa Amparo. En esta residencia viven 120 personas. Y ni en marzo ni ahora el virus ha entrado en ella. ¿Cómo lo han hecho? Miguel Blasco, médico del centro, nos lo contaba en 'Herrera en COPE'. Las cosas también se pueden hacer bien. Así lo ha explicado: “Hemos estado trabajando, día y noche prácticamente, y todos a una, tanto auxiliares, enfermeras, las propias monjas que tenemos, y entre todos de momento lo estamos consiguiendo pero hay que seguir, pero hay que seguir sobre todo en la calle, porque mientras en la calle exista el virus, esté por ahí pululando, aquí puede entrar en cualquier momento, y eso es lo que hay que evitar”.

Llegando ya casi al ecuador del mes de agosto las protagonistas son también las tormentas. En las últimas 48 horas han descargado con fuerza en buena parte del país mitigando el fuerte calor de la semana pasada. Hoy las alertas por ellas se quedan en toda la mitad norte de la península. Pero también han dejado algunos daños, inundaciones y balsas de agua inesperada además de resignación entre los agricultores. Se han resentido muchos cultivos por ejemplo en las Vegas Altas de Extremadura. Diego Carraliza es alcalde de Valdivia y ha estado en 'Mediodía COPE'. Diego ha contado: “Diez o doce agricultores que han sido realmente los afectados pero sí en la zona hay un empresario al que le ha afectado de forma más directa. Y evidentemente nos va a repercutir más en mano de obra y jornales de la recogida y la manipulación de esa fruta que a los propios agricultores. La ciruela estaba ahí a punto de recogerse y les va a fastidiar el año”.