Han pasado seis meses desde que Juan José López, al frente de la residencia de mayores de Campolongo, en Pontevedra, hiciera un llamamiento para que la gente escribiera cartas a sus residentes, que apenas recibían visitas. La historia comienza el pasado 1 de diciembre. Dispuesto a cambiar la dura realidad en su residencia, Juan José escribe una carta. Entre otras muchas cosas, en la carta decía que “no nos falta vida, ganas, alegrías, risas ni esperanza. Nos duele lo que nos sobra: soledad. Nos sobra porque no estáis aquí, porque pasáis por delante de nosotros sin mirarnos, porque nos ignoráis como si fuéramos una realidad indeseada... Habéis dejado de querernos”.

En esta residencia de Campolongo, fechas como Navidad, fin de año o Reyes se dejaron de celebrar desde hace un tiempo. De los cien residentes, solo tres o cuatro recibían visitas. Juan José escribió la carta, en principio de forma privada, como una manera de desahogarse sobre este triste panorama y se la pasó a algunos amigos. Fueron ellos los que la subieron a redes y se terminó haciendo viral.

Igualmente, el director de la residencia puso en marcha la iniciativa “Mil cartas en Navidad” con el objetivo de entregar a cada residente al menos 10 cartas y así sobrellevar mejor esas fechas. Las cartas inundaron la residencia y proporcionaron horas de alegría a los mayores.

¿Qué ha pasado desde entonces? En La Tarde hablamos de nuevo con Juan José López para conocer cómo se encuentra la residencia seis meses después de la iniciativa, que confirma que fue un gesto que realmente sirvió de algo. “La vida ha vuelto, entra gente, sale gente. Hacemos exposiciones, entran niños, que es una de las cosas que más gusta, ver niños correr por la casa”.

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Juan José afirma que hay un poco de todo en este aumento de visitas, tanto gente en general de Pontevedra que se anima a visitar a los mayores como familiares y amigos de los residentes. “Hay muchísimas más visitas, pero no solo se trata de la familia. Después de toda una vida, también tienen amigos”. El voluntariado también ha aumentado mucho. Muchas asociaciones y colegios se animan a pasar la tarde y hacer un poco de compañía a los mayores.

Comenta que siguen recibiendo cartas, aunque haya pasado ya tiempo desde el llamamiento. “Se han leído todas, pero nos ha sido imposible contestar a todo el mundo porque ha sido un aluvión”, indica Juan José. Tanto él como el resto de trabajadores de la residencia han notado la ilusión que ha crecido entre los residentes a través de lo que han podido ir leyendo en todas esas cartas. Cuenta que incluso muchos de los mayores en cuanto que terminaban de desayunar iban a la oficina de Correos improvisada que montaron para coger un fajo de cartas y empezar a abrirlas, leerlas y comentarlas. “Se han hecho amistades lejanas y más cercanas. Gente que nos visitó por entonces sigue visitándonos. Hay un montón de experiencia acumulada”, explica el director. En una residencia en la que la media de edad se sitúa en los 80 años, hay numerosas historias y vivencias para contar. “Es una gozada poder sentarse con ellos un rato”, reconoce Juan José.

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Al igual que la residencia ha abierto sus puertas a todos, la ciudad de Pontevedra se ha volcado también con su iniciativa y se ha producido una simbiosis que su director considera necesaria. “Somos cada vez más una parte más importante de la población y de la economía del país”, apunta Juan José, por lo que considera que hay que empezar a construir y desarrollar las ciudades en torno a los mayores, favorecer su vida diaria y darle protagonismo a un colectivo cada vez más numeroso en nuestro país.

Por supuesto, si quieres escribir una carta a la residencia de Campolongo, todavía estás a tiempo de hacerlo. Puedes enviarla a Avenida de María Victoria Moreno, 26, 36003 Pontevedra.