La foto de Fernando de Haro: "El gusto, el gozo, el deleite son cosas serias"

La foto de hoy está tomada en un paseo marítimo. No se si es la luz o el tratamiento del color pero el caso es que el retrato tiene algo de irreal. El agua del océano apenas se ve oculta detrás de una barandilla celeste. Sí se distingue uno de esos faros coquetos que son habituales al otro lado del Atlántico. Les llaman, con un nombre bonito, las casas de luz. Y este faro es chiquito, blanco y con una cresta roja. El paseo marítimo está desierto, todos los vecinos que han salido a coger color con la brisa y a recrearse la vista con las olas buscan la sombra bajo una pérgola grande, una pérgola como un kiosko modernista de un parque señorial. El paseo marítimo está desierto, casi desierto. Donde acaba la acera y empieza la calzada, están plantados dos niños, una niña y un niño. La niña de unos cuatro años, el niño de cinco o seis. Los dos rubios. La niña con un vestidín de tirantes sostiene en la mano izquierda un cucurucho, un helado de nata. El calor lo ha derretido y le chorrea por la mano, le baja por el brazo, le salpica una pierna y llega hasta el suelo. El bordillo de la acera está manchado con algunas gotitas. Y a la niña rubia le ha quedado un cerco blanco alrededor de los labios. La niña está muy seria. El gusto, el gozo, el deleite son cosas serias. A su lado, el niño, que también es rubio y que con toda probabilidad es su hermano, acaba de pasar la lengua por el cucurucho y le cae de la barbilla una gota de helado de nata, las manos también las tiene pingando. El gusto, el gozo y el deleite son cosas serias.