La foto del día de Fernando de Haro: "El adversario, el enemigo, tiene que ser una amenaza seria"

Foto de una calle donde hay disturbios. Es una calle peatonal y está sucia, en el suelo quedan algunos restos de comida, barro, vasos de plástico. La calle está cortada por una fila de hombres uniformados de negro, con cascos, con pasamontañas que tapan la cara, con escudos que le dan a la formación el aspecto de una gran tortuga que avanza protegida por un caparazón multiforme. Los hombres detrás de los escudos, ocultos tras el camuflaje, hacen su oficio, es un oficio importante, pero parecen haberse disuelto el anonimato. Delante de los escudos hay un banco de piedra y en el banco más que sentado derrumbado reposa un joven con medio bocadillo en la mano y la cabeza hundida entre los hombros. Parece haberse quedado dormido en medio del fragor del enfrentamiento callejero. No es posible que los hombres que avanzan en formación estén en alerta por el joven abatido que reposa en el banco. El peligroso adversario, debe estar fuera de la foto y debe ser más peligroso. El adversario, el enemigo, tiene que ser una amenaza seria, una amenaza que pone en cuestión una forma de vida, que nos invade para quedarse con nuestro tierra y nuestras mujeres. No éramos nadie, la sombra de un sueño, un suspiro en un charco, y llegaron el adversario y el enemigo y supimos por fin cuál era nuestro nombre, cual era nuestro apellido. Desde entonces nos llamamos resistencia.