Este año es muy especial para el Camino de Santiago. Después de 11 años, este 2021 es Año Santo, el Año Xacobeo. Y la ruta Jacobea de peregrinaje que conocemos todos hoy no sería tal sin la labor que realizó el párroco de O Cebreiro, Elías Valiña Sampedro.

Porque lo cierto es que esta vía tuvo gran importancia en el pasado, durante toda la Edad Media, pero se fue apagando con el paso de los siglos hasta que él, junto a un grupo de apasionados de la historia del Camino, recuperaron su esplendor a finales del siglo XX.

El Padre Elías se esforzó en investigar su pasado, en divulgar su importancia, en hablar con administraciones, en localizar lugares para asegurarse que los peregrinos estuviesen bien atendidos...y un detalle más, en lograr señalizar la ruta francesa, incluso por algunos puntos intransitables. Convenció a alcaldes, otros párrocos, asociaciones, incluso implicó a peregrinos con los que se encontraba...y así lograr la tarea de señalizar el itinerario.

Y fue a finales de los años 70 y durante los 80 cuando logró marcar con flechas amarillas el Camino Francés. Es hoy todo un símbolo en esta ruta. No hay camino sin las señales en amarillo.

Y la manera en cómo Elías Valiña consiguió ese cubo de pintura que marca ahora nuestra historia la conoce bien Antón Pombo, escritor, historiador y todo un apasionado del Camino de Santiago, que ha charlado con Pilar Cisneros en La Tarde de COPE.

El propio Valiña se lo contó cuando Pombo era un joven estudiante: Convenció a unos obreros para que le diesen parte de la pintura amarilla que estaban usando para pintar marcas de las carreteras.

Hay una famosa anécdota que persigue al padre Valiña. Y es que la Guardia Civil le pilló con uno de esos botes de pintura amarilla en la mano dibujando llamativas flechas y le preguntaron que qué estaba haciendo. Él dijo tan tranquilo “Preparando una gran invasión desde Francia”. Lo llevaron al cuartel y ahí aclaró todo.

Antón Pombo conoció al padre Valiña justo en su primer Camino de Santiago. Allá por el año 1984, cuando pasaba por O Cebreiro. Para él era “un hombre contracorriente”, que lo hizo todo desde un pueblo apartado y que logró recuperar el Camino Francés y convertirse en el promotor del renacimiento contemporáneo de la Peregrinación Jacobea.

Antes no había casi peregrinos. 170 al año, si acaso, porque no había señalizaciones, ni lugares dónde dormir, y el único camino que se conocía era el francés. Ahora todo es muy distinto, hay muchas rutas que se dirigen desde diferentes puntos del país.

Desde entonces, Antón es un apasionado del Camino de Santiago. Ha hecho 24 rutas a lo largo de su vida. Además de ser peregrino, ha llegado a ser “hospitalero”, ayudando a otros peregrinos, formando parte de sus experiencias y haciendo comunidad con ellos. Fue uno de los fundadores de la primera Asociación de Amigos del Camino de Santiago, tras la que han surgido otras por toda España. Y es hoy una “Estrella del Camino” de Estrella Galicia en la Etapa Arzúa.

La experiencia de Pombo a lo largo de los años confirma que “las casualidades del Camino” existen, que “hay magia” en esta ruta y que incluso hay cambios de vida gracias a esa “terapia del Camino” de la que todos hablan.