

"Se ha ido un hombre cercano y humilde, pero va a quedar para siempre la intensidad que ha dejado un papa muy consciente del tiempo que le ha tocado vivir"
La directora de 'La Tarde' profundiza en el papel y la huella que ha dejado para siempre el papa Francisco, que ha muerto hoy a los 88 años de edad
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Ha muerto Francisco, un papa que ha marcado una época. Si ahora, así a bote pronto, tuviera que destacar algo de su figura me iría a su inmensa capacidad de comunicación.
Esa fuerza estaba, por supuesto, en el fondo, pero también en la forma que daba a su mensaje. Y estaba en su presencia sincera, fuera cual fuera el escenario donde se encontraba.
Me vienen a la cabeza imágenes icónicas. Aquella plaza de San Pedro vacía en medio de la pandemia del covid donde lo único que daba un síntoma de vida eran los reflejos de las luces sobre un suelo mojado por la lluvia.
Allí estaba Francisco, sentado en oración solitaria. No había ni un alma a su alrededor, pero a la vez todas las almas de la cristiandad estaban pendientes de cada gesto y cada palabra del papa.
También me acuerdo de otro momento marcado en la historia. Ese recuerdo me lleva a Iraq, al año 2021. El terror del Estado Islámico se había cebado especialmente con las minorías religiosas y los cristianos habían sido un objetivo prioritario para sembrar el odio.
En un viaje tremendamente complicado e incluso criticado, Francisco apareció sobre las ruinas de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Mosul, la ciudad que el DAESH eligió como la capital de su califato y de donde tuvieron que huir más de 500.000 personas. Miles de ellos cristianos.
Aquella figura blanca, caminado entre cascotes, emergió con un mensaje de paz frente al odio y no dudó en escenificar incluso físicamente un abrazo de tolerancia entre religiones.
De Francisco se van a escribir muchas cosas en las próximas horas y en los próximos días, y desde luego, lo merece porque su intenso legado irá creciendo con el tiempo.
Se ha ido un hombre cercano y humilde, pero va a quedar para siempre la intensidad que ha dejado un papa muy consciente del tiempo que le ha tocado vivir, valiente para abordar cualquier debate y sin complejos para hacerlo desde el punto de vista de la fe.
Es muy posible que la impronta que deja Francisco no sea apreciable todavía en toda su magnitud. Hará falta tiempo y distancia en la historia para empezar a comprender y asimilar la etapa que se ha cerrado hoy con su muerte.