"En Egipto se negocia la paz, una paz que permita a israelíes y palestinos acudir a festivales, a bailar y a vivir como uno quiera. Tal vez un hermoso sueño al que agarrarse dos años después"

Ivonne y Antonio firmaron en Israel una bonita historia de amor. Se habían conocido hace 3 años. A los dos les unía el origen colombiano de sus padres, judíos que emigraron a Israel hacía 30 años. Como tantas familias de hoy en día, los dos aportaron sus pequeños, fruto de una anterior. Manuela, de 6 años, hija de Antonio y el pequeño Abiel de cuatro, el hijo de Ivonne. 

Los cuatro formaban una familia feliz. "Amo a mi familia", escribía a menudo Ivonne en las fotos que colgaba en su Instagram. Aficionados a los festivales, qué mejor ocasión que celebrar su tercer aniversario acudiendo al festival Nova, destino preferido para los amantes de la música electrónica. Y allí acudieron mientras Claudia, la mamá de al cuidado de los pequeños. A las 6 de la mañana se desató el infierno.

Cuando te pueden quedar minutos de vida. En esos momentos la mayoría nos acordamos generalmente de nuestros padres. Es lo que hicieron por separado Ivonne y Antonio aquella mañana. 

Antonio le contó a Claudia, a su madre, que los estaban bombardeando desde el aire y que corrían a buscar refugio. Fueron sus últimas palabras. Ivonne pudo comunicarse con su padre. "Papi, estamos en guerra", acertó a decir. 

Manuela y el pequeño Abiel fueron condenados a vivir y a crecer sin sus padres, que fueron asesinados aquella mañana del sábado 7 de octubre de 2023. Los terroristas de Hamás eligieron su destino. Como Ivonne, como Antonio, 364 jóvenes murieron asesinados aquella mañana en la que no imaginaban que ese iba a ser su último baile. Otros, como Victoria Heller, lograron escapar con vida. Nunca nada volvió a ser igual que antes.

Israel llora hoy a las víctimas del mayor ataque terrorista desde el holocausto judío. Dos años después se cree que 20 personas sobreviven secuestradas por los terroristas de Hamás en los túneles de Gaza. Y ya sabes lo que pasó después, esa respuesta desproporcionada del gobierno de Israel. 

Mientras, en un balneario de lujo en Egipto se negocia la paz, una paz que permita a israelíes y palestinos acudir a festivales, a bailar y a vivir como uno quiera. Tal vez un hermoso sueño al que agarrarse dos años después de aquella trágica mañana.