"Podríamos decir que la IA necesita ayuda profesional, pero mientras no haya psicólogos digitales, casi mejor no utilizarla"

La presentadora de 'La Tarde' analiza los problemas que últimamente ha tenido Grok, la inteligencia artificial de X (antiguo Twitter), que ha ido lanzando mensajes antisemitas 

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Esta jueves continúa la resaca del Pleno Extraordinario, en el que ayer se habló de corrupción en el Congreso de los Diputados. Pleno que solamente sirvió para que Pedro Sánchez se asegurara una bola extra de sus socios para continuar la legislatura a la espera de nuevas informaciones que pueda haber en los informes de la UCO.

Sinceramente, entender todo lo que está pasando y seguir el hilo de todo este caso, Ábalos, Koldo, Cerdán lleva mucho esfuerzo porque uno ya se pierde en toda esta trama. Siempre está la tentación de usar la inteligencia artificial, que parece que todo lo sabe y todo lo puede interpretar, aunque últimamente está la cosa como para pensarse pedir consejos al ordenador.

Fíjate lo que le ha pasado a la inteligencia artificial de Elon Musk, la IA de Twitter, que que llama GROK. Podríamos decir que le han tenido que desconectar porque se le ha ido la cabeza, casi mejor decir en este caso que se le han cruzado los cables.

Otra vez, después de una actualización esta inteligencia artificial se ha puesto a lanzar mensajes antisemitas, a hablar de Hitler y a coquetear con la ideología nazi. Lo peor es que no es la primera vez que le pasa.

Hace poco empezó a hacer comentarios políticos sesgados y sin ir más lejos, hace un par de días Turquía tuvo que bloquear GROK porque comenzó a insultar a su presidente Erdogan.

Casi al mismo tiempo le preguntaron sobre los incendios forestales en Marsella y contestó vinculando los fuegos al narcotráfico y dijo que estaría bien que algunos barrios se hubieran afectados por las llamas.

Claro, cuando pasa esto se abren varios debates. ¿A quién reclamas? O, por ejemplo, ¿es un tema de libertad de expresión? Son las opiniones de un programa informático, aunque tenga una empresa física detrás.

Esto de la inteligencia artificial es un melón que ya hemos abierto, pero que no sabemos muy bien a qué sabe, tiene unas posibilidades infinitas. Para lo bueno, pero también para lo malo. Y estas cosas demuestran que no debe ir por libre y siempre tiene que estar supervisada.

Salvando todas las distancias, todo esto tiene cierto paralelismo con la educación humana. A la inteligencia artificial también hay que educarla. Se le dan una serie de parámetros, límites, reglas. GROK, la inteligencia de Twitter o de X, se diseñó para interactuar directamente con los usuarios de esta red social y se creó como una inteligencia que tenía que ser políticamente incorrecta.

Así lo quiso Elon Musk. Si a esto le unes que GROK ha ido aprendiendo donde fue creada, es decir, en Twitter, que no parece precisamente el lugar más moderado de Internet, pues parece hasta normal que GROK tenga un cacao considerable. Podríamos decir que necesita ayuda profesional, pero mientras no haya psicólogos digitales, casi mejor no utilizarla.

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