Se llaman María, Juana, Manuel, Pedro…la mayoría rondan los 90 años y hoy para todos van ser un día único. Un acontecimiento.

Después de dos meses y medio van a poder volverá ver a alguno de sus hijos.

Los trabajadores de la residencia de ancianos en la que viven, que en este confinamiento se han convertido en su familia más que nunca, ya les han explicado como lo van a hacer.

Son los mismos que han vivido con ellos la angustia de los peores días, los que se confinaron con ellos para cerrarle las puertas a cal y canto al virus, los que se angustiaban con ellos cuando llegaban las noticias de otras residencias que no habían tenido tanta suerte y en las que había entrado el bicho y había hecho estragos.

Son también los que les explicaron que era eso de una videollamada y como tenían que usar el móvil para poder no solo hablar sino también ver a sus nietos.

Hoy les han explicado que verán por fin a sus familias pero que lo harán poco a poco, con cita previa, con mascarilla y distancia de seguridad: nada de besos y abrazos. Eso tendrá que esperar.

Lo de la fase 2 ya no tendrán que explicárselo porque ellos también escuchan la radio, ven la tele, leen el periódico y la mayoría podría darnos a todos una buena clase sobre las fases de la desescalada y saben muy bien que ellos ya están en fase 2 y que por eso hoy por fin han caído las pantallas y con ellas las angustias para dar paso a las sonrisas del reencuentro más esperado.