Estoy en la plaza de San Pedro, en Roma. Todavía tenemos los rayos de un sol que nos están acompañando. En la Plaza todo está preparado ya para el funeral de despedida de Benedicto XVI. Desde el lunes hay muchas cosas que han cambiado en la plaza. Y antes de que se cierre la capilla ardiente estarán despidiéndose de Benedicto XVI. Esta mañana ha sucedido una cosa particular, a unos metros ha tenido lugar en unos metros la audiencia del papa reinante, el papa Francisco, que ha recordado a su antecesor, que yacía unos metros más atrás: "Su pensamiento agudo y delicado no es aurreferencial, sino eclesial porque quiso acercarnos al encuentro con Jesús, el crucificado resucitado, el viviente y el señor ... fue la meta a la que nos condujo el papa Benedicto, llevándonos de la mano, que ayude a redescubrir en Cristo la alegría de creer y la esperanza de vivir".

Referencias del sucesor, mientras esperamos la celebración del funeral del papa anterior.

Lo recuerdo perfectamente, porque yo era un chico de provincias que venía a dar sus primeros pasos en Madrid. Fue la manifestación que tuvo lugar en 1988 después de una gran huelga general, no podíamos ir en autobús o en metro, no había donde comer. La huelga fue un auténtico éxito. Esa falta de servicios los tengo muy grabados en la memoria. La montó Nicolás Redondo a su compañero Felipe González.

La relación con Redondo era cercana. Cuando se refunda el PSOE, Redondo tenía opciones de ser el secretario general del partido Socialista, pero da un paso al lado. Se puede estar de acuerdo o no con las ideas de Redondo, pero que no tuviera como objetivo hacerse con el control del partido significa que hubo un tiempo en el que había sindicalistas y políticos que pensaban más que en sí mismos. Luego hubo una separación entre Felipe González y Redondo. Al llegar al Gobierno, tenía que hacer las reformas para hacer frente a los problemas industriales que tenía España. Y se separaron sus caminos. Redondo fue muy crítico con Felipe.

Es cuando el sindicato UGT, no estaban sometidos a lo que quería el presidente del Gobierno. Ahora el presidente no solo pretende que los sindicatos hagan lo que el quiere, sino el poder judicial, el poder legislativo, los periodistas,... Había una época en la que cada uno cumplía con su papel. El que era presidente del Gobierno era presidente del Gobierno y el sindicalista era sindicalista. Cada uno tenía sus razones para estar en su posición. En los últimos años le preguntaron a Nicolás Redondo qué era la izquierda. Aquel hombre que fallecía hoy tenía claro lo que era la izquierda.