Estamos contando desde las 3 de la tarde el cuento de las elecciones andaluzas. A las 3 hemos contado la historia del sapo de Ciudadanos, un sapo importante, brillante, que se ha convertido en un persona decisivo, pero que corre el riesgo de pretender ser el buey de la historia. Ahora hay que contar el del lechero.

El cuento tiene que protagonista a una lechera. Para lo que importa es lo de menos, puede ser la historia de un lechero. Iba el lechero a vender su producto al mercado y iba calculando lo que iba a hacer con el dinero que consiguiera. Se cayó el cántaro al suelo y se acabaron los sueños. El lechero Sánchez pensó que la victoria del PSOE en las elecciones andaluzas y la formación de Gobierno en esa Comunidad Autónoma le iban a permitir aguantar tranquilamente en Moncloa sin presupuesto hasta que las encuestas fueran favorables. El lechero Sánchez no ha querido ver como se le iban derramando los votos con la moción de censura y con los guiños a los independentistas, con los requiebros a Podemos y Bildu. No conoce Sánchez su leche que es de centro-izquierda sí, pero constitucionalista, que no le toquen España.

Ahora con la leche derramada, Sánchez solo piensa en una venganza para acabar con la cigarra Susana Diaz. Hoy ha habido Ejecutiva Federal del PSOE sin autocrítica y Ábalos después de enseñarle la puerta ahora la apoya.

Ya veremos cuanto tiempo la apoya. El lechero Sánchez parece no haberse enterado de porqué ha perdido votos. Y hoy a vuelto a utilizar el cántaro roto. Ha hecho un nuevo guiño a Podemos y al independentismo: ha asegurado que derogaría la inviolabilidad del Rey.