Hoy lleva una vida normal, pero hace catorce años Mari Carmen Rodríguez fue diagnosticada de sarcoidosis, una enfermedad que provocó que tuviera que someterse a un doble trasplante de pulmón.

La sarcoidosis es una enfermedad que afecta a los órganos del cuerpo humano, y que en su caso, atacó a los pulmones. Aquella dolencia le condicionó la vida hasta que la solución fue un doble trasplante de pulmón que le cambió totalmente la vida.

Con 17 años, notó que sus pulmones no funcionaban bien y constantemente sufría gripes o neumonías. Un año más tarde fue ingresada porque los médicos pensaban que tenía tuberculosis, pero finalmente las pruebas dieron negativo. Incluso le llegaron a diagnosticar un embarazo, en vez de una enfermedad neumológica.

Tras años yendo de hospital en hospital, con 24 años le diagnosticaron la “sarcoidosis”, una enfermedad rara que sería para toda la vida y le dijeron que sería un milagro si llegaba a la jubilación. Nos cuenta que “no sabía en qué consistía, perdía capacidad pulmonar y no quería pensar en ello porque me derrumbaba”.

Mari Carmen en todo momento fue positiva y solo pensaba en vivir “día a día, porque no sabes que va a pasar en un mes o en un año”.

Aunque admite que lo pasó muy mal durante su juventud por no poder llevar una vida normal como el resto de sus amigos. “Me tenía que cuidar de otra manera y mis amistades siguieron con su vida”, dice. Su vida continuó e incluso se convirtió en madre de un niño sano que hoy tiene 23 años.

Por aquel entonces no pensaba que se curaría, ya que cualquier esfuerzo le costaba mucho y entre ambos pulmones tenía una capacidad del 21%. Pero su vida cambió con la noticia del doble trasplante.

“Me dio rabia que me operaran dos días antes de que mi hijo hiciera la comunión, pero por lo menos nos volvimos a ver”, asegura. También habló con muchos trasplantados en el hospital de La Coruña, que le contaban que “era fuerte y duro al principio, pero te hacía estar más esperanzado”.

Tras trece días en lista de espera y nueve operas de operación, Mari Carmen cuenta que “al principio fue duro pero después maravilloso”.

Y lo mejor según cuenta fue llegar a casa. “Estar sola en la aldea, poder quitarme la mascarilla y ser capaz de respirar o andar, es otro mundo, otra calidad de vida”.

Ahora solo se preocupa en disfrutar de su familia y de su hijo, hace un llamamiento a que se donen órganos ya que “aunque es un sacrificio grande, es donar vida”. Y da las gracias a una familia de Barcelona por la que hoy puede respirar cada día, mientras que España es el país líder de trasplantes y donaciones por 27º año consecutivo.