La pandemia nos ha hecho adaptarnos a muchas cosas que creíamos impensables, como es el hecho de tener que usar mascarilla...al principio se nos hacía raro, no éramos nosotros, pero ya se ha convertido en un complemento más. Las hay de todas las formas que puedas imaginar. Pero más importante que la estética, es que estén homologadas, que nos protejan, sino…no vale de nada lo bien que puedan quedar.

El hecho de que la mascarilla se haya convertido en un complemento más de nuestro día a día nos hace plantearnos muchas cuestiones. Justo esa parte de nuestra cara que se encuentra tapada con la mascarilla es lo que muchas personas necesitan ver para poder comunicarse. Es el caso de las personas sordas. Parece una tontería para los que la mascarilla es solo un incordio, pero para Maite, una chica de Cáceres, un gesto tan cotidiano como ir a comprar el pan le supone todo un reto, dice tienen que estar todo el rato “pidiendo por favor que se bajen la mascarilla, pidiendo que nos escriban las cosas y todo ello intentando respetar la distancia de seguridad”.

Maite, es representante de la Asociación de Personas Sordas de Cáceres y habla en nombre de todo tipo de personas sordas: hipoacúsicas, sordas profundas, sordomudas, personas con audífonos...Para ellas, el simple hecho de ir a comprar el pan se convierte en un reto, explica que en su día a día “se encuentran con muchísimas barreras de comunicación”. Lo idoneo sería una mascarilla transparente que estuviese homologada. Esta misma semana, Marcos Lechet, un hombre que está sordo desde los 5 años, ha conseguido que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, le reciba este jueves para pedirle homologar aunque sea un modelo. Y no lo pide solo él, porque lo hace tras recabar más de 70.000 firmas en Change.org.

Las mascarillas transparentes no son las únicas especiales, porque hay unas mascarillas que son un poco chivatas. Las ha creado la empresa de Alicante, concretamente de Muro de Alcoy. Se trata una empresa dedicada al textil que ha desarrollado unas mascarillas de lo más curiosas, si tienes 37 grados y medio de temperatura, la mascarilla de rayas verdes y blancas se volverá complemente blanca.

Enrique Pérez, es uno de los ingenieros textiles del equipo al que se le ocurrió esta idea en plena pandemia “porque surgía en aquel momento una gran inquietud por ver como podían ayudar”. Este tejido con el que ya confeccionan estas mascarillas estará a la venta a un precio de unos 2 euros, aunque su precio sea algo más elevado que el resto, que lo es, su duración también lo es, ya que están preparadas para soportar hasta 5 lavados. Estas mascarillas serán útiles siempre que se utilicen en espacios interiores, donde la temperatura ambiental se encuentra estable.

En este rastreo por las mascarillas “más especiales” que hemos encontrado hay muchas más, desde mascarillas con cremallera. Este invento de la youtuber Thomas Edison nos serviría para, por ejemplo, dejar de comer o beber y aplicarnos la famosa frase de “cremallera cerrada”.