Las redes sociales están creando una cultura por la felicidad, que busca mostrar una fotografía perfecta de vida coincida o no con la realidad de sus protagonistas. Y es en este punto en el que surgen dos grandes preguntas sobre cuánto significa para nosotros un like y si lo que vemos en las cuentas de, por ejemplo, Instagram, es real o tal solo una recreación de un escenario idílico con el que adornar la verdad de nuestro día a día.

Los usuarios de una red social como Instagram, así como los objetivos que persiguen con sus publicaciones, son muy diversos. Desde los influencers que han convertido sus perfiles en su medio de trabajo, y por lo tanto de vida, hasta jóvenes que tan solo muestran flashes o instantes de sus viajes, conciertos o encuentros con amigos.

Ahora bien, en mayor o menor medida, prácticamente todos ellos encuentran un cierto nivel de reconocimiento en el número de interacciones positivas que reciben por parte de los seguidores de su perfil. Likes o comentarios positivos que los expertos afirman pueden llegar a convertirse en una obsesión y, en el peor de los casos, provocar disociaciones a nivel emocional o cognitivo, porque no sepamos diferenciar qué es real y qué no.

Por ese motivo, los expertos recomiendan que los usuarios de estas redes sociales no hagan depender su autoestima de la aceptación que reciban las fotografías subidas a sus perfiles, porque eso les podría llevar a modelar su comportamiento conforme a criterios de terceros y no a los suyos propios. También reclaman la importancia de educar en el uso correcto de las redes sociales, aunque recuerdan que es una materia en continúa evolución y de la que, por lo tanto, seguiremos aprendiendo a lo largo del tiempo.