En mitad del campo en Villanueva de Bogas (Toledo). En este camino, en este tractor se trabaja la vid y el cereal. Aquí hay olivar tradicional, olivar intensivo. Aquí se aprende muchísimo. Los periodistas deberíamos por salir de las urbes de las redacciones. Aprendes por ejemplo el problema de los conejos que es una auténtica plaga, aprendes lo caro que es el agua y el combustible. Aprendes lo que tiene que ser trabajar de sol a sol , con frío o con viento metido. Aquí la política se relativiza mucho y todo lo que se habla de las grandes superficies que hagan autocrítica... se relativiza. Es cuestión de buscar un chivo espiatorio, que eso los españoles lo sabemos de hacer de perlas... y no te digo el presidente del Gobierno. A más de uno que llama a los del campo “derechona carca de toda la vida” me gustaría verlos aquí currando, subido ahí arriba con el bocata y el termo con frío y con calor. Entre el cereal, la vid y con los conejos.

Los periodistas urbanitas tenemos mucho que aprender en el foco de la noticia. Porque aquí te hablan del cambio climático, del agua, de la energía...

Y de los problemas que causa la plaga de conejos y las avutardas.

Además, desde el castillo de la Muela en Consuegra, en el centro de La Mancha, lanzo la siguiente reflexión. Creo que el problema de fondo de esto del campo es el conocimiento y el respeto. Si la sociedad española en su conjunto fuésemos conscientes de lo que supone el campo, la agricultura y la ganadería para el cambio climático, el clima...  cambiaríamos muchos problemas. La política por supuesto influye, la Unión Europea ni te cuento pero ¿y nosotros? Cultura, conocimiento y respeto es la clave para esta gente del campo.