Se va de clase durante un examen, sus profesores no le creen y descubre que le ocurre lo mismo que a otros 5 millones de españoles
Javier cuenta el episodio que le ocurrió durante los exámenes del instituto cuando tenía 15 años y que también le ocurre al 12% de la población de España

Madrid - Publicado el - Actualizado
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Javier tenía 15 años cuando las migrañas comenzaron a cambiar su vida. "En las épocas de más estrés, como los exámenes finales, los dolores se hacían insoportables", relata. Sus profesores, sin embargo, no le creían. "Hasta que vieron que me dolía la luz, que tenía que ir al baño a vomitar. La migraña te anula por completo: necesitas encerrarte en una habitación a oscuras y en silencio".
Su testimonio, compartido en el programa La Linterna, ilustra una realidad que afecta a 5 millones de personas en España (el 12% de la población) y que, pese a su frecuencia, sigue siendo incomprendida y subdiagnosticada.
El doctor José Miguel Láinez, director de la Fundación Española de Cefaleas y especialista del Hospital Clínico Universitario de Valencia, explicó durante la entrevista que el "infradiagnóstico" de la migraña se debe a dos factores clave: la normalización familiar ("lo padeció mi abuela, lo padeció mi madre") y la falsa creencia de que no tiene solución. "Muchos pacientes no consultan porque asumen que es algo que hay que soportar, y cuando lo hacen, a veces no reciben la respuesta adecuada", señaló. El resultado es que más del 40% de los afectados no están diagnosticados y, por tanto, no reciben tratamiento.

Convocatoria de exámenes en un aula
"No es un simple dolor de cabeza"
La migraña no es un malestar pasajero. Según el doctor Láinez, se distingue por un dolor "pulsátil", a menudo en un lado de la cabeza, acompañado de náuseas, vómitos, fotofobia e incapacidad para realizar actividades cotidianas. "El paciente siente cómo le late la cabeza, como si percibiera el latido del corazón. Lo determinante es la invalidez: obliga a detener todo y recluirse", precisó. A diferencia de un dolor por cansancio o gripe, la migraña es una enfermedad genética sin cura, pero con opciones para controlarla. "Es el mejor momento de la historia para tratarla: hoy tenemos más herramientas y más eficaces que nunca", asegura.
Entre ellas, destacó dos enfoques: medicamentos para las crisis agudas —que actúan rápido— y tratamientos preventivos para casos recurrentes. "Pero primero hay que educar a los pacientes, insiste. Muchos desconocen que pequeños cambios en su rutina pueden ayudar".

Una joven cansada ha cerrado los ojos y está sentada frente a una computadora sufriendo migraña.
Un plan nacional contra la "banalización"
El especialista reclamó un plan estratégico para combatir la falta de sensibilización. "Debemos dejar claro que una migraña no es un dolor cualquiera. Que alguien falte al trabajo por esto es tan serio como cualquier otra enfermedad", argumentó. El objetivo, dijo, es coordinar la atención desde primaria hasta unidades especializadas, siguiendo el modelo iniciado en Andalucía. "Necesitamos que esto se extienda a todo el país".
Javier, ahora adulto, es uno de los afortunados que logró un diagnóstico. Su historia, sin embargo, refleja un problema sistémico: la migraña duele, pero duele más el desconocimiento que la rodea. Como subrayó el doctor Láinez, "tomémosla en serio". Primero en casa. Y después, en las consultas.