"La teoría de Ibarra choca contra el muro de Sánchez"

Los que aún no parecen haber intercambiado mensaje de WhatsApp alguno son los candidatos a las elecciones extremeñas. No se han dicho nada. De hecho, uno de ellos, el candidato del PSOE, Miguel Ángel Gallardo, ya se ha saludado al grupo, se ha ido, y no le han encontrado reemplazo. Así que quedan María Guardiola, del PP, Óscar Fernández, de VOX, e Irene de Miguel, de Unidas Podemos.

Guardiola ya ha dicho que su intención es hablar con todos e iniciar una ronda de contactos para lograr un gobierno estable. La presidenta extremeña, eso sí, aún no ha contactado con nadie, pero están en ello. El resultado electoral del pasado domingo, con Guardiola sin mayoría absoluta, obliga a sentarse y a negociar.

Los dos caminos de Guardiola

La líder del PP extremeño tiene dos caminos. El primero de esos caminos es el natural, llegar a un acuerdo con VOX. Y aquí, el PP tiene dos opciones: negociar una abstención con los de Abascal para que no entren en el gobierno o negociar un gobierno de coalición.

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Escucha la entrevista de Alberto Herrera a María Guardiola, presidenta de Extremadura

Cualquiera de estas dos opciones implicará una negociación compleja. Para pactar, van a exigir lo mismo que exigieron hace dos meses, cuando no llegaron a un acuerdo para aprobar los presupuestos. Si el PP quiere llegar a acuerdos con ellos, va a tener que hacer lo mismo que han hecho los compañeros de Guardiola en la Comunidad Valenciana, en Murcia o en Baleares.

Es decir, una oposición frontal al Pacto Verde, la continuidad de la central nuclear de Almaraz, eliminar la EcoTASA, exigir infraestructuras y un cambio en la política sobre inmigración. Anoche, Óscar Fernández no había recibido mensaje alguno de María Guardiola.

En esta interlocución, Guardiola reconoce tener un problema. No solo sabe a quién tiene que llamar. Tampoco sabe qué es lo que puede ofrecer, no sabe si hablar con Óscar Fernández o directamente con Abascal, y tampoco sabe muy bien qué es lo que tiene que negociar, porque Guardiola no tiene claro que VOX quiera estar en el gobierno.

La vía del PSOE

Como la relación entre los dos partidos del bloque de la derecha no es muy fluida, y tal vez como táctica para negociar, Guardiola quiere abrir el abanico de posibilidades. Y en ese punto, surge una segunda vía: una opción que en las últimas horas ha deslizado el histórico dirigente socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

El expresidente extremeño ha deslizado la idea de que, si hay que parar a la ultraderecha, lo que tiene que hacer el PSOE es abstenerse y dejar gobernar a Guardiola para que no dependa de VOX. Esta opción, en un país como Alemania, sería la opción lógica y se llama Gran Coalición.

El muro de Sánchez

La idea de Rodríguez Ibarra parece sensata, pero choca contra el muro de Sánchez. Es una enmienda a la totalidad de la práctica política de Pedro Sánchez, el del no es no, que se fue de la Secretaría General del PSOE al negarse a facilitar el gobierno de Mariano Rajoy en 2015.

Ese Sánchez, que a partir de ahí desarrolló su teoría política, que es contraria a pactar con el Partido Popular. Sin ir más lejos, tras las elecciones que ganó Feijóo en 2023, pactó con un prófugo de la justicia como Puigdemont y con un partido como Bildu para evitar que el PP pudiera gobernar.

En ese discurso de investidura, Sánchez levantó un muro de democracia, progreso y convivencia frente a las actitudes reaccionarias y retrógradas del Partido Popular y de VOX. Y de ahí no se ha movido.

Sánchez tiene guante de seda con Miriam Nogueras, la portavoz de Junts en el congreso, a pesar de que esta le humilla en cada intervención. Tiene guante de seda con Mertxe Aizpurúa, la portavoz de Bildu, pero tiene mano de hierro con el partido con el que le sería más fácil hacer políticas de estado.