

"Si no se hace nada en el monte, lo verde que vemos en primavera se convierte en amarillo en verano y eso es el combustible que arde"
Rubén Corral analiza en La Linterna el estado de los fuegos de Ávila y Las Hurdes, declarados este martes y contra los que aún luchan los bomberos
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Las próximas horas van a ser fundamentales en ambos fuegos. Creo realmente que no somos conscientes de lo que supone luchar contra estos incendios. Son muchos los profesionales que están allí combatiendo el fuego. Eh, bomberos forestales, bomberos urbanos, eh, bomberos de la comunidad, de la Diputación, del Ayuntamiento o simplemente gente de la unidad militar de emergencias que va allí a hacer lo que mejor sabe.
Claro, una de las preguntas que te haces es, ¿cómo se apaga un fuego de estas características? Bueno, cuando se declara un fuego, lo primero que se encuentran los efectivos que acuden hasta él es una columna de humo y eso ya les aporta datos. El color del humo ofrece mucha información. Si es gris claro es que se está quemando mucha vegetación. Si ese humo es más oscuro, eso significa que hay una mala combustión y que se va a quemar todo muy rápido.
Por esa columna de humo también se determina la dirección en la que sopla el viento, que es fundamental. Si es recta es buena señal, no hay viento. Y si está muy tumbada los bomberos cuando llegan allí ya saben que van a tener muchos problemas. Cuando el fuego se convierte en un incendio grande, como el de las Urdes o el de Ávila, inmediatamente lo que se hace es montarse un puesto de mando avanzado donde todos los operativos se centran allí para trabajar y coordinarse. Hay que buscar la previsión meteorológica, ver hacia dónde va el fuego, ver cómo se puede combatir. Todo eso se hace en ese puesto de mando avanzado.
¿Quiénes y cómo trabajan en estas circunstancias? Pues por un lado están los medios aéreos, son lo de día y por otro los terrestres que son los que aprovechan la noche para controlar la situación. El primer objetivo siempre es alejar las llamas de los núcleos urbanos y evitar daños a las personas y a los animales, como se están haciendo en estos dos puntos. Los efectivos que se encuentran en tierra, los bomberos forestales, suelen ir en cuadrillas. Se desplazan en un todoterreno y van equipados con rastrillos, hachas, azadas y con eso van haciendo pequeños cortafuegos, zanjas de 1 metro para tratar de debilitar el fuego y así y acotarlo.
Tienen que ir muy bien protegidos porque su labor es la más arriesgada. No se suelen acercar a más de 60 m del fuego. Para que te hagas una idea, me decían que los incendios forestales es de las cosas que más asustan a un bombero y y les asusta porque si no conocen el terreno quedan expuestos a los cambios de viento y cuando cambia el viento y el fuego avanza hacia el bombero, el bombero sabe que tiene que salir corriendo porque está en peligro. El viento, de hecho, es su peor enemigo. Cuando Cuando cambia el fuego se desplaza de un punto a otro muy rápido. Lo que era cola se convierte en frente y claro, los brigadistas deben evitar quedar atrapados. Además, hay una máxima que siempre suelen cumplir. No les debe rodear el humo.
Y es que antes que el fuego llega el humo. Si estás rodeado de humo, hace mucho tiempo que tendrías que haber salido de allí. Luego hay otros efectivos que sí van protegidos por un camión con una línea de agua. Las mangueras lanzan entre 50 y 320 L por minuto. Ellos regulan el caudal. Pero tienes que ser consciente de algo. La temperatura que genera el incendio hace que muchas veces el agua pues no llegue a las llamas y es que se puede evaporar. El otro gran enemigo para la extinción del fuego son las altas temperaturas. Por eso dicen que el fuego se apaga de noche, porque es en ese momento cuando se refresca la zona debido a la bajada de los termómetros y ahí es cuando se puede trabajar mejor sobre el terreno. Esas horas son de decisivas para ganarle la batalla al fuego. A grandes rasgos, pues así es como se trabaja, así es como se apaga un fuego. Claro, conociendo todo esto, es mucho más fácil entender la dificultad a la que se enfrentan. Por cierto, que sobre las causas eh son ahora mismo un momento inicial.
En ninguno de los dos fuegos todavía nos han dicho, tanto el de las Urdes como el de Ávila, ¿por qué se iniciaron? Eso será más tarde. Pero hay que tener en cuenta que más del 90% de los incendios tienen una causa humana. El cambio climático no los provoca, pero eso sí, las condiciones que genera ese cambio climático, pues un ambiente seco, eh el estrés térmico de las plantas a varios años de escasez de agua, altas temperaturas, pues todo eso hace que sea mucho más difícil combatirlos. Y a todo esto, lo que hay que añadir es una gestión del monte que algunas veces suele ser deficiente. Proteger el monte no es dejarlo y no ocuparse de él. Porque como me decía un bombero, si no se hace nada en el monte, lo verde que vemos en primavera se convierte en amarillo en verano y eso es el combustible que arde.



