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El espectáculo en el seno del Gobierno es inenarrable. Sinceramente, yo entiendo o quiero entender lo difícil que debe ser, hacer que funcione un Gobierno de coalición. Sé lo complicado que son los consejos de Administración, la de equipos, lo complicada que resulta la gestión del talento (sobre todo si no tienes talento alrededor, eso sí que es difícil).

Quiero entender que trabajar en una coalición anti natura es misión imposible. Pero una cosa es una cosa y otra es hacer el ridículo.

¿Cuál es la verdad que rodea todo lo que estamos viviendo y padeciendo? Pues que se acercan las elecciones. Bueno se acercan aunque quedan dos años, pero se acercan. Y en el Gobierno, todos y todas, saben que las encuestas, hoy por hoy, no dan. De ahí los nervios.

Por partes:

- El PSOE ahora es socialdemócrata. En el pasado congreso del Partido Socialista hace 15 días decidieron que eran socialdemócratas, más jóvenes, más femeninas y más guapos. Más guapos todavía.

Eso sí, socialdemócratas pactando con Batasuna los presupuestos de Navarra, socialdemócratas pactando con Rufián y hasta con la CUP los ayuntamientos en Cataluña, socialdemócratas tragando con los asesores de Ione Belarra e Irene Montero. Esos socios son los que cuestan votos que se lo digan a Lambán, a Fernández Vara o a García Page.

- Luego está lo que denominan la nueva plataforma de izquierdas liderada por Yolanda Díaz, que no es otra cosa que cambiar de nombre al PCE.

Lo de cambiar de nombre a un partido cuando las encuestas pintan mal es más viejo que el hilo negro. Primero fue el Partido Comunista de España, luego Izquierda Unida, después Podemos, ahora Unidas Podemos. Entre medias Más País, Más Madrid, Compromís, Ahora Andalucía y mañana vete tú a saber.

En el trasfondo, la larga sombra del macho alfa. Porque Pablo Iglesias como buen caudillo bolivariano ni come ni deja comer. Y ahí sigue dando lecciones desde las tertulias y tutelado a sus súbditas.

Desde la acera de enfrente, a pesar de las encuestas, el PP inasequible haciendo todo lo posible para no ganar las elecciones. Porque continúa el lío con Isabel Díaz Ayuso por el liderazgo del PP de Madrid. Cuando parece que han hecho las paces se pegan otro tiro en el pie, sin venir a cuento, ahora por no sé qué gestora.

Y por si fuera poco para el PP, Bárcenas condenado por pagar en B las obras de la sede de Génova 13. Ni lo ERE, ni el caso UGT, ni la FAFFE o los prostíbulos. El temazo es Bárcenas y sus chanchullos.

Por cierto, hablando del PP. ¡Atención! a las elecciones andaluzas. En principio tocan dentro de un año pero (opinión personal) yo apuesto a que se adelantarán a primavera. Bueno me cuentan los que saben fuera de los partidos que el resultado de Juanma Moreno Bonilla va a ser más pelotazo aún que el de Díaz Ayuso en Madrid.

¡Ojo! a las elecciones en Andalucía porque lo que allí suceda sí que puede poner muy nervioso a Su Sanchidad.

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En fin. En concluyendo. En resumiendo, que ha empezado la campaña electoral de las generales con un Gobierno de coalición que empieza a pactar hasta cómo y cuándo van a romper.

Y, eso sí, mientras tanto, cada uno a lo suyo: El bable, el español en Baleares, el euskera para los ertzainas, el donuts y el plátano para ilustrar las relaciones sexuales según la Generalitat Valenciana, las listas anónimas de profesores en Cataluña que usen el castellano, cada uno mirándose a sus ombligos gastando pasta y más pasta (como si la tuviéramos) en auténticas sandeces.

¡AH! Y MI POSDATA: Leo en Voz Populi. Firma Francisco Nuñez:

"La letra pequeña de los Presupuestos del Estado contempla que el Gobierno, incluyendo organismos autónomos y al resto de entidades públicas que cuelgan de los ministerios, dispondrá por primera vez de 1.212 asesores contratados a dedo. Lo que significa que desde 2019 la cifra ha crecido en un 27%. Respecto al anterior Gobierno, el número de asesores ha crecido un 41 por ciento en tres años."

Ponlos en fila. 1.212 asesores, a dedo, directamente para el Gobierno. Como para no pensar en las próximas elecciones. Como para no estar preocupados por si se te acaba el chollo.