Las razones de Estados Unidos para anexionar Groenlandia: el otro país que extrae petróleo en el Ártico y que no tiene competencia
Ramón Boixadós, de la Escuela de Organización Industrial y del Centro Español de Logística, explica en La Linterna que el nuevo paso sería de 24.000 kilómetros

Una persona camina con un perro en Nuuk, Groenlandia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Groenlandia es una isla estratégicamente ubicada y con muchísimos recursos naturales que Estados Unidos se ha propuesto convertir en suelo estadounidense. Tiene cuatro veces el tamaño de España y, sin embargo, gran parte de su superficie está cubierta de hielo, por eso casi toda su pequeña población (60.000 habitantes de etnia inuit) vive en la costa.
Así, los planes de Trump para Groenlandia no son nuevos. Ya en 2019 dijo que sería un gran negocio inmobiliario, pero la propuesta no gustó nada en Copenhague ni mucho menos en Nuuk, la capital de la isla, y tampoco parecía convencer a varias organizaciones internacionales. Así, Groenlandia pertenece actualmente al Reino de Dinamarca, país miembro de la OTAN y del Consejo Ártico, organizaciones a las que también pertenece Estados Unidos y, de llevar a cabo el disparatado plan de Washington, podría buscarse problemas y tensiones alrededor del mundo.

Protestas en Nuuk contra los intentos de anexión de Estados Unidos
Hay que tener en cuenta que, según las encuestas, el deseo de romper con Dinamarca es mayoritario y compartido por casi todas las fuerzas políticas, aunque con diferencias. Los dos principales partidos defienden asegurar la economía primero y otras formaciones apuestan por una independencia rápida, aunque se pierda calidad de vida. Pero ser independiente no tiene nada que ver con pertenecer a Estados Unidos.
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La lucha por Groenlandia
Uno de los principales factores de interés en Groenlandia es la explotación de sus abundantes recursos naturales. La isla alberga reservas de minerales, petróleo y gas que podrían ser cruciales para satisfacer la demanda energética y comercial de los países involucrados. El acceso a estos recursos no solo es una cuestión económica, sino que también está ligado a la seguridad nacional, dado que energías renovables y no renovables juegan un papel esencial en la estrategia de cada nación.
Adicionalmente, Groenlandia es clave para la regulación del tráfico marítimo en el Ártico. Con el deshielo de los casquetes polares, nuevas rutas comerciales se están abriendo, lo que hace que la gestión eficaz de estas vías sea indispensable. El control sobre estos pasajes marítimos podría ofrecer a los países una ventaja significativa en el comercio global, así como en la proyección de sus intereses en la región.
El paso del noroeste
Ramón Boixadós, profesor de la Escuela de Organización Industrial y del Centro Español de Logística, señala el paso del norte como el elemento clave, y es que el paso del noroeste, que conecta el océano Atlántico con el océano Pacífico, permitiría reducir la distancia de navegación en 4.000 kilómetros. “Hasta ahora, el hielo ha sido un obstáculo para su uso, pero las imágenes recientes indican que a finales de verano hay áreas libres de hielo en esta ruta”, apunta. Si esta tendencia continúa, es probable que el paso pueda ser utilizado en el futuro.

Población de Nuuk, Groenlandia, hace cola durante unas elecciones
Así, el enfrentamiento entre Estados Unidos y China se vería influenciado por la apertura de este corredor. China, como principal fabricante mundial, busca vías para facilitar el transporte de mercancías.
Además, la posible apertura del paso del noroeste representaría un competidor significativo para la nueva ruta del mar del norte, controlada por Rusia y que ofrece un trayecto de 14.000 kilómetros, en comparación con los 23.000 kilómetros que se deben recorrer a través del canal de Suez. “La explotación de esta ruta también permitiría a Rusia aprovechar sus importantes reservas de gas y petróleo en el Ártico”, comenta Boixadós. Así, la apertura del paso noroeste podría alterar las dinámicas competitivas entre estas potencias.