Hoy hemos conocido el dato de la inflación que se sitúa en el mes de abril en el 8,3%, una tasa que cae una décima más de lo esperado. Y ya era hora, porque llevábamos una racha desde marzo del año 2021 de 13 meses al alza tan solo, interrumpida por el mes de enero. Se prevé eso sí, que los próximos meses siga reduciéndose.

Uno de los principales motivos de este descenso es, sin duda, la caída de los precios en la electricidad y en los carburantes. El IPC baja, pero la inflación subyacente, es decir, la que muestra cómo varia los precios de otros productos a más corto plazo, se mantiene en la cifra más alta desde diciembre de 1995.

Aceite de oliva, verduras, carnes, marisco... la realidad es que los precios de los productos que consumimos a la hora de hacer la compra han subido de manera generalizada. También lo han hecho, los combustibles líquidos o los hoteles y hostales. Y eso todo lo paga el consumidor. Por eso, los más perjudicados son siempre las familias más vulnerables que hacen que cada mes tengan que ajustarse mucho más el cinturón. El dato del IPC lo hemos conocido el mismo día que el Gobierno ha aprobado el mecanismo que va a limitar el precio del gas natural. Se trata de una medida que permitirá que el precio de la electricidad baje un 40 % hasta los 130 euros el megavatio hora.

Para que te hagas una idea, nunca antes en la serie histórica del INE, que se remonta al año 1994, se había registrado una subida de precios tan grande en el IPC. Aunque nos digan que los precios se contendrán de aquí a unos meses las patronales de los supermercados piden medidas urgentes para paliar esos incrementos que impactan directamente en la economía de las familias.

Hoy hemos hablado del último dato de la inflación en nuestro país. Ha bajado ligeramente pero sus efectos se han extendido en los precios de la cesta de la compra que siguen subiendo. Y mientras seguimos con todo este panorama, al final son los mismos, consumidores como tu o como yo, los que acabamos pagando todas las consecuencias.