Oímos cómo muchos maestros se lamentan, hoy día, de la falta de atención de los niños y jóvenes. Es una de las consecuencias del secuestro de nuestros sentidos que imponen las nuevas tecnologías. Demasiado tiempo en redes sociales, demasiados estímulos… deshumanizan nuestras relaciones y pueden hacernos seres tibios, dispersos, sin entusiasmo. Pues bien, el papa Francisco ofrece una clave para las escuelas. El Papa ha aprovechado este inicio de año para lanzar una petición a los profesores, maestros y educadores del mundo. Les invita a incluir un nuevo contenido: la fraternidad. Afirma el Papa que aprender a ser hermanos, a no olvidar a los más vulnerables, es uno de los objetivos fundamentales de la educación. Cuando un maestro pone la fraternidad en el centro, y da testimonio de ello, será escuchado más atentamente y será creador de comunidad. No está de más que tanto aquellos que se dedican a enseñar como padres, abuelos, catequistas, monitores, asumamos el reto lanzado por Francisco de tomarnos en serio la fraternidad y comprometernos con su transmisión entre los más pequeños.

Ana Medina

Ana Medina es periodista y escritora. Desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga y colabora en prensa, radio y televisión con diversos medios nacionales, como COPE, TRECE y la revista Ecclesia entre otros. Doctora en Comunicación Audiovisual, es profesora en los Centros Teológicos “San Pablo” de Málaga y autora del libro “La Iglesia y la alegría de comunicar”, editado por la Diócesis de Málaga. Más recientemente, ha publicado el poemario “Vagón Silencio” (ed. PPC, 2021). En 2020 recibió el I Premio de Poesía en Tiempos de Dificultad de la Fundación Cultural Herrera Oria.