José Antonio Marina, filósofo: "¿Por qué si somos tan inteligentes, hacemos tantas tonterías? Porque nuestra inteligencia tiene una serie de fallos evolutivos por las tecnologías neuronales antiguas y las modernas"
El catedrático José Antonio Marina analiza en 'Herrera en COPE' por qué cada vez más personas descartan tener amigos o pareja con una ideología diferente

El filósofo José Antonio Marina, en 'Herrera en COPE'
Madrid - Publicado el
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La polarización política ha trascendido al debate público para instalarse en el ámbito más privado. Cada vez más jóvenes descartan tener amigos o incluso una pareja con una ideología distinta a la suya. Sobre esta creciente fractura social ha reflexionado el filósofo y profesor José Antonio Marina en el programa 'Herrera en COPE' con Alberto Herrera, donde ha ofrecido un diagnóstico claro: "Estamos sufriendo una especie de epidemia de insensatez".
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José Antonio Marina | Un café con Alberto Herrera
Según ha explicado el catedrático, esta 'epidemia' consiste en que las emociones se desbordan y escapan al control de la razón. Aunque son muy poderosas, Marina ha advertido que las emociones no son de fiar y que, por ello, la inteligencia debe encargarse de controlarlas para no caer en el error, algo que actualmente no está sucediendo.
'Virus mentales' en un mundo sin argumentos
El autor de 'La vacuna contra la insensatez' atribuye este fenómeno a "fallos evolutivos" en nuestro cerebro, donde las "tecnologías neuronales muy antiguas", como las emociones, no encajan bien con las más modernas, como la razón. Por esos 'intersticios' se cuelan los "virus mentales", como las ideologías identitarias que apelan a nuestro "paleocerebro" y a la "llamada de la tribu", un mecanismo arcaico pero muy poderoso.
Marina ha señalado el papel paradójico de Internet en este proceso. Concebido como una herramienta para la democratización del conocimiento, "Internet ha servido para fortalecer el pensamiento de las tribus" y para abrir "una especie de mercado de las emociones". En este nuevo escenario, ha lamentado, no triunfa lo verdadero, sino "aquello que mueva más las emociones", lo que lleva a una polarización cada vez más violenta y primaria.
La consecuencia directa de este dominio emocional es la desaparición de la argumentación. "¿Tú has visto que en alguna sesión del parlamento [...] alguien haya convencido a alguien con argumentos? Jamás", ha cuestionado. En su lugar, los manipuladores explotan un fallo cognitivo: "acabamos aceptando como verdadero lo que se repite el suficiente número de veces", un "truco de primero de ilusionismo político" en el que todos somos vulnerables a caer.
Estamos aceptando un planteamiento emocional que antes o después lleva a la violencia inevitablemente"
Filósofo
El problema no es el otro, es el problema
Para evitar que el enfrentamiento degenere en violencia, Marina ha recuperado una advertencia del filósofo Karl Popper: "conviene que combatan nuestros argumentos, porque, si no, acabarán combatiendo a las personas". El error actual, ha explicado, es plantear cualquier discrepancia como un "conflicto" en el que el objetivo es la "victoria" sobre un enemigo.
Frente a ello, el filósofo propone un enfoque más inteligente: entender que el adversario no es la otra persona, sino el problema que ambos comparten. "No, no, si tú no eres mi enemigo, tú y yo tenemos un enemigo común. ¿Cuál? El problema", ha señalado. El fin, por tanto, no debería ser "la victoria", sino "la solución", una lógica opuesta a la que hoy impera en la política, donde algunos líderes, como Trump, afirman querer "destruir al enemigo".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez - Feijóo
El profesor también ha desmontado la extendida creencia de que "todas las opiniones son respetables", calificándola como otro "virus mental". Lo que protegen derechos como la libertad de expresión es a las personas, no a sus ideas, que pueden ser "un disparate" o "una brutalidad". "¿Por qué voy a respetar su opinión si a lo mejor es una brutalidad?", ha sentenciado, criticando la falsa tolerancia de aceptar cualquier postulado sin someterlo a crítica.
Conviene que combatan nuestros argumentos, porque, si no, acabarán combatiendo a las personas"
Filósofo
La educación, en la trinchera
En la parte final de la entrevista, la conversación se ha dirigido hacia la educación, donde se percibe una notable "pérdida de autoridad" del profesorado. Marina, que se sigue definiendo como "profesor de instituto", ha argumentado que la verdadera autoridad no se basa en la imposición, sino en "suscitar el respeto". Sin embargo, ha reconocido que el contexto actual no ayuda: "la sociedad presiona en contra de la educación clarísimamente", ha afirmado.
El sistema educativo, en su opinión, ha pasado de un extremo a otro, quedándose "cojo". Se abandonó un modelo centrado en el deber y el respeto, que no enseñaba a valorar ni la libertad ni los derechos, para pasar a otro que se centra en estos últimos, pero olvida los primeros. El reto, según Marina, es lograr una "educación sobre cuatro patas": que integre la valoración de la libertad, el respeto, los derechos y también los deberes.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.