Mario Alonso Puig, cirujano: "Hay enfermedades que empiezan a desarrollarse 40 años antes y podrían prevenirse si cuidáramos de pequeños detalles, van poco a poco"
El experto en desarrollo personal explica a Alberto Herrera lo que significa el 'efecto de la ventana rota' y cómo los cambios progresivos son difíciles de captar para el cerebro
Madrid - Publicado el
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El doctor Mario Alonso Puig, prestigioso cirujano y conferenciante, ha explicado en el programa 'Herrera en COPE', dentro de la sección 'Reflexionando con Mario Alonso Puig', el conocido como 'síndrome de la ventana rota'. A través de una sencilla metáfora sobre un piso de estudiantes que se va ensuciando progresivamente, Puig ha ilustrado cómo los pequeños descuidos pueden llevar a un desorden de proporciones mayúsculas, un fenómeno con profundas implicaciones en la vida cotidiana y el comportamiento social.
El origen de una teoría reveladora
La teoría fue popularizada en los años 80 por los criminólogos Kelling y Wilson, quienes postularon que si no se cuida el orden, la tendencia natural es hacia un caos creciente. Esta idea fue aplicada de forma práctica en los años 90 por el entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, quien, como ha recordado Puig, "empezó a reparar las ventanas rotas que había en Nueva York" y a atajar pequeñas infracciones, como saltarse las barreras del metro.
Lo pequeño afecta muchísimo, en este caso, al comportamiento social, incluso en lo grande"
Cirujano
El resultado fue, según el doctor, "una bajada radical en la criminalidad", que no solo afectó a delitos menores, sino también a crímenes mucho más graves. Puig ha señalado que lo sorprendente es que no hay que confundir lo pequeño con algo sin importancia: "lo pequeño afecta muchísimo, en este caso, al comportamiento social, incluso en lo grande". Este principio se ha observado en otros estudios en lugares como Massachusetts y Holanda, donde acciones como recoger basura del suelo generaban una cultura cívica distinta.
El cerebro social y el contagio del desorden
La explicación a este fenómeno reside en que "el ser humano es un ser profundamente social y está constantemente leyendo claves en el entorno", ha afirmado Puig. Un ambiente cuidado y ordenado envía la señal de que para ser aceptado hay que seguir esa norma, mientras que un entorno descuidado invita a replicar el desorden. Este proceso activa un circuito cerebral llamado haz mesolímbico, que libera dopamina y nos empuja a la acción para adaptarnos.
Citando al filósofo José Ortega y Gasset y su famosa frase "yo soy yo y mis circunstancias", el cirujano ha enfatizado que el contexto afecta directamente al comportamiento social de las personas. La clave está en que el cerebro humano tiene dificultades para percibir los cambios graduales. "El ser humano no tiene la capacidad de ver el impacto de los cambios progresivos, solo de los cambios bruscos", ha destacado.
De la convivencia a la salud: el impacto de los pequeños detalles
Este principio no se limita al orden físico de una ciudad, sino que se extiende a ámbitos como las redes sociales o el acoso escolar. Puig ha advertido que si se tolera un primer insulto o una "gracieta" contra un niño, "se crea como una suerte de clima de conformidad" donde el desorden aumenta porque parece que no hay reglas. Esta tendencia al caos, según la segunda ley de la termodinámica, es natural si no se invierte energía en mantener el orden.
Lo más alarmante es que esta misma lógica se aplica a la salud. Muchos casos de ansiedad o depresión comienzan con una "ventana rota", un pequeño descuido que va a más. Puig ha lanzado una seria advertencia: "Hay enfermedades que empiezan a desarrollarse 40 años antes, y que, por supuesto, podrían prevenirse si cuidáramos de pequeños detalles". Para el doctor, es más eficaz fomentar la salud y prevenir que tener que curar la enfermedad, porque cuando se trata, "francamente, ya llegas tarde".
El ser humano no tiene la capacidad de ver el impacto de los cambios progresivos, solo de los cambios bruscos"
La solución, según ha concluido Mario Alonso Puig, es "prestar atención a los detalles", una lección que aprendió de su catedrático de cirugía en Boston. Recomienda no pasar por alto las pequeñas incorrecciones y corregirlas desde el inicio con "respeto, firmeza y amabilidad", ya que es mucho más fácil actuar cuando los problemas son pequeños que cuando ya se han convertido en algo grande y difícil de manejar.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.