El ciclista italiano, Michele Scarponi perdió la vida el pasado sábado arrollado por una furgoneta en una intersección de carreteras cuando se encontraba entrenando para la temporada 2017. Scarponi era un hombre muy querido por el pelotón y lo describían como un hombre simpático, divertido y siempre con una sonrisa puesta.

Entre sus anécdotas más entrañables, está la que le relaciona con Frankie, un loro bastante popular de la región de Las Marcas, Italia. El animal es conocido por todos los vecinos, le gusta volar a su libre albedrío por los alrededores y hasta hace bien poco disfrutaba del ciclismo junto a Scarponi.

...3 orette oggi Frankje...������ pic.twitter.com/Qg5RGPyHBP

— Michele Scarponi (@MicheleScarponi) 22 de noviembre de 2016

En uno de los post que el italiano compartió en Twitter se les puede ver como solían acostumbrar, juntos, uno encima del hombro del otro disfrutando de la carretera.

Tras el trágico desenlace del ciclista italiano que conmocionó al mundo del ciclismo, Frankie se quedó sin compañero de vuelo. El loro solía esperarlo siempre en un punto de la carretera para unirse a la carrera y, desde hace unos días, se le ha visto esperando en la misma intersección en que Scarponi perdió la vida, tal y como muestra esta imagen.

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Ana Alejandra Arroyo, veterinaria especialista en animales exóticos ha reconocido en 'Herrera en COPE' que “es llamativo ver a este tipo de loros volando libremente por Europa”.

“Este hecho del loro Frankie hace que recapacitemos en que los animales son más sensibles de lo que creemos”

“Los loros son animales muy sociables, viven en grandes grupos y su capacidad social es tan alta como la nuestra. Su forma de vivir es muy distinta, y por eso la comunicación con ellos no es tan sencilla” ha explicado la veterinaria.

El loro no era de Scarponi, pero cada día acompañaba al ciclista en sus rutas de entrenamiento. Ana Alejandra Arroyo ha asegurado que no le sorprende el comportamiento de este ave, “es normal que el loro siga esperando al ciclista, porque en su día a día lo hacía y era algo con lo que disfrutaba, lo hacía con una participación voluntaria”.

“Este hecho del loro Frankie hace que recapacitemos en que los animales son más sensibles de lo que creemos”, ha concluido la veterinaria.