Llegan en submarino a A Coruña, se suben a un taxi con el neopreno puesto y la explicación no convence al taxista: acaban entre rejas
Carlos Herrera cuenta la surrealista historia de tres hombres que atracaron en la costa de A Pobra do Caramiñal y asegura que se trata de algo "propio del realismo mágico"

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La historia, digna de una novela de realismo mágico, comenzó a gestarse en las profundidades del Atlántico y terminó en el asiento trasero de un taxi en una tranquila localidad gallega. Carlos Herrera, en su programa 'Herrera en COPE', ya la calificó de "pintoresca" y no exageraba. La operación Saona, un golpe histórico al narcotráfico, no solo desarticuló una organización criminal y incautó 3.650 kilos de cocaína, sino que nos regaló una anécdota que parece sacada de "el realismo fantástico de Cunqueiro", tal y como bromeaba el propio Herrera.
Tres hombres, empapados y enfundados en neopreno, intentaron convencer a un taxista de que eran peregrinos que realizaban el "camino acuático". La inverosímil excusa no convenció al conductor, y su detención puso el broche de oro a una noche de película en las rías gallegas.
La espera en la oscuridad: la Operación Saona
La trama no empezó con el chapuzón de los tres supuestos peregrinos, sino mucho antes. A finales de agosto, la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional, en colaboración con la agencia antidroga estadounidense (DEA), detectó los movimientos de una organización criminal asentada en el municipio coruñés de Outes . Este grupo, con conexiones en las Rías Baixas, había montado una sofisticada tapadera a través de negocios de reparación y venta de equipos náuticos en localidades como Cambados . Bajo este manto de legalidad, preparaban embarcaciones con motores de gran potencia y última generación, diseñadas para ser ágiles, rápidas y con una capacidad de carga descomunal .
Las autoridades estaban sobre aviso y esperaban la llegada de un cargamento especial: un narcosubmarino. El jefe superior de Policía en Galicia, Pedro Jesús Pacheco Carrasco, un experimentado comisario especializado en investigación y ciberdelincuencia recién nombrado para el cargo en octubre de 2024, supervisaba la operación . La noche del 13 de septiembre, el dispositivo se activó. Las lanchas de la organización, las "planeadoras", zarparon del puerto de O Freixo, en Outes, rumbo a la playa de Niñeiriños, en A Pobra do Caramiñal . Apostados en la oscuridad, varios agentes fueron testigos directos de cómo el grupo de lancheros descargaba decenas de fardos de la embarcación semisumergible . Fue el Servicio de Guardacostas de la Xunta quien, alertando del posible hundimiento de una embarcación cerca de la costa, había dado la pista crucial para estar en el lugar y momento exactos .
El operativo terrestre se puso en marcha para interceptar los vehículos que transportarían la droga. Se inició una persecución en la que uno de los remolques volcó, dejando unos 1.000 kilos de cocaína esparcidos por la carretera . El resto del alijo, valorado en unos astronómicos 100 millones de euros, fue localizado a la mañana siguiente, oculto bajo una lona en el mismo arenal . Pero la pieza más curiosa de esta operación aún estaba por encajar.
La fuga mojada y el "camino acuático"
Mientras sus compinches huían por carretera, los tres tripulantes del narcosubmarino –un colombiano y dos ecuatorianos– optaron por una estrategia diferente, y ciertamente original: la huida discreta. Empapados y con la sal del mar pegada a la piel, abordaron un taxi en A Pobra do Caramiñal y pidieron ser llevados al centro del pueblo . Como relató con incredulidad Carlos Herrera en 'Herrera en COPE', al parecer "a uno se le ocurrió hacerse pasar por peregrino" .

Imagen de archivo de un coche de la Policía Nacional
"No, mira usted que vamos a ver el apóstol... que estamos haciendo el camino acuático", dijeron al conductor, según la recreación que hizo el periodista, quien se mofó de la inventada ruta jacobea: "Vamos a ver, aquí el camino portugués, camino francés... pero el camino acuático no lo conocemos" . La situación, sin embargo, distaba mucho de ser una comedia para el taxista. La vestimenta empapada, el acento extranjero de los pasajeros y la hora intempestiva hicieron saltar todas las alarmas . Minutos después, la Policía Local detenía a los tres hombres. Un detalle en su equipaje terminó de delatarles: en una de sus mochilas llevaban escondido un traje de neopreno .
Un golpe contundente y un mensaje claro
La operación Saona no terminó con estas detenciones. En los días siguientes, se ejecutaron 18 registros en varias localidades de A Coruña y Pontevedra, que permitieron desarticular por completo la organización . Se incautaron 54.680 euros en efectivo, dos embarcaciones, cinco vehículos, un remolque, 33 teléfonos móviles y diversa documentación . En total, hubo 14 detenidos, de los cuales 12 –incluidos los tres tripulantes del semisumergible– fueron enviados a prisión preventiva, acusados de delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal y blanqueo de capitales .
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Las autoridades se mostraron contundentes al evaluar los resultados. El jefe de la UDYCO Central, Antonio Martínez Duarte, destacó la singularidad de haber capturado a los tripulantes del narcosubmarino nada más pisar tierra, "algo que no es habitual en Galicia" . Subrayó que con esta acción han logrado "desarticular toda la organización" de narcotransportistas" y, lo que es más importante, "dejarles sin la capacidad de actuar" . Por su parte, el jefe superior de Policía en Galicia, Pedro Pacheco, calificó la incautación como "una de las más importantes aprehensiones de cocaína en Galicia" de los últimos años, resaltando no solo la cantidad sino también la pureza esperada de la droga .
El delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, quiso lanzar un mensaje muy claro a las mafias: "Galicia no es ni será un refugio para el narcotráfico" . Afirmó que la comunidad conoce bien el daño que esta lacra ha causado en el pasado y aseguró que la lucha no cesará. "Aquí sabemos ben o dano que fixo o narcotráfico, e a mensaxe que enviamos ás organizacións criminais é que non imos parar", sentenció .
Así pues, la historia que Carlos Herrera narró entre la sorpresa y la broma en 'Herrera en COPE' es mucho más que una anécdota curiosa. Es el episodio más humano y pintoresco de una compleja operación policial que ha asestado un duro golpe al crimen organizado. La imagen de tres narcos disfrazados de peregrinos acuáticos sirve como un recordatorio casi surrealista de la desesperación de los delincuentes y de la meticulosa labor de las fuerzas de seguridad, que, esta vez, lograron estar un paso por delante, incluso cuando la pista era un taxi bajo la lluvia y una excusa que ni el realismo mágico más audaz se habría atrevido a imaginar.