La ausencia de cualquier referencia, explícita o implícita, en la gala de los Goya a la situación de Cataluña tras el órdago secesionista no ha pasado por alto para muchos. En la tertulia política de este lunes en el programa 'Herrera en COPE', con Paco Rosell, Ignacio Camacho y Salvador Sostres, se ha abordado este asunto de una manería muy crítica. 

Para Camacho, había una consigna interna clara de no tocar un tema que dividía al sector. "No es que me chocara que el mundo del cine tuviera reparos en defensa de la Constitución, pero es que tampoco lo hizo en contra. Había gente de filiación soberanista que no llevó lazos amarillos. Fue algo premeditado: no había que hablar del tema de Cataluña porque iba a dividir", ha señalado el columnista de ABC.  "Pero es que estos son los profesionales de la protesta, los que llevan haciendo años bandera de su compromiso cívico y político. Cuando se han visto enfrentados a un asunto que a ellos mismo les divide, han hecho como que no existía", ha señalado, tomando el ejemplo de la gran triunfadora de la noche. "La admirada Isabel Coixet, que ha sufrido mucho por expresarse en contra del separatismo, tampoco se pronunció. El problema más grande que ha tenido España en 40 años no ha existido en la gala donde los miembros orgullosos del mundo de la cultura se reivindican como ciudadanos comprometidos". 

Sostres cree que el concepto que los profesionales del tiene tienen de libertad "es que a ellos les salga gratis".  "Igual que el concepto de su propio cine: pagar el cine que vamos a ver y el que no a cambio de que ellos puedan rodarlo. Los españoles somos rehenes porque pagamos por una cosa que es deficitaria. ¿Han merecido la pena estos años de inversión en cine español? ¿Es un sector estratégico en la economía española?", se ha preguntado. A este respecto, Sostres ha tomado como ejemplo de talento a Ferran Adrià, "a quien no le he visto quejarse nunca de nada ni de nadie". 

Paco Rosell cree por su lado que en el cine español "hay un sentido de la libertad un poco ovino". "Todos siguen las mismas consignas. La subvención general lo pudre todo. Sus espectáculos son previsibles y sin gracia de ningún tipo. Es la representación del cine subvencionado sin espectadores", ha explicado. Según él, en el cine español hay talento, pero nadie rompe una lanza en favor de la libertad dentro del propio sector.