

El primer sonido del día de HERRERA EN COPE
"Los españoles arrastran problemas que amenazan con convertirse en crónicos y la respuesta del presidente son 23 días de vacaciones"
Antonio Herráiz repasa los principales titulares en el primer sonido del día que marcarán la actualidad de este lunes 4 de agosto de 2025
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Las seis, las cinco en Canarias
Muy buenos días, bienvenidos a Herrera en COPE. Es lunes, lunes 4 de agosto, y te saluda Antonio Herráiz, que te va a acompañar hasta las diez de la mañana. A esa hora llega Sofía Buera, que toma el relevo en Herrera en COPE hasta la una.
Tenemos encima ya la segunda ola de calor de este verano, de la que estábamos avisados, y aunque no hubiera sido así, tampoco nos habría pillado por sorpresa porque es lo mismo de todos los años. Es verdad que hasta ahora ha sido un verano con muchos días con máximas asumibles, y no solo en el norte, pero esta semana comienza pegando fuerte. Hoy en Córdoba y Badajoz van a alcanzar los 42 grados, en Ourense los 41, y la máxima de 40 se va a repetir en capitales como Toledo, Jaén o Cáceres. En la mitad sur ya venían registrando temperaturas muy altas la semana pasada —como todos los veranos, vamos—, y donde más lo van a notar, ese ascenso, es en el norte.
El fin de semana nos deja una imagen para la historia... bueno, una sola no, muchas, porque el Jubileo de los Jóvenes que se ha celebrado en Roma nos ha regalado toda una secuencia de momentos que concluyen en una convicción: hay esperanza.
¿Qué líder político, qué artista internacional, qué cantante es capaz de reunir a un millón de jóvenes en el mismo espacio? Y estamos hablando de un dato como el que, según las autoridades de Roma, acudieron ayer de forma presencial a la explanada de Tor Vergata, a las afueras de la capital italiana, porque es imposible calcular los millones de personas que siguieron la misa del Jubileo de la Juventud presidida por el Papa León XIV. Y entre ese millón de jóvenes llegados de todo el mundo, de todas las edades, de todas las nacionalidades, los españoles han sido la delegación más numerosa, después de la italiana.
¿Qué o quién es capaz de mover a 30.000 chavales en pleno verano, en medio de sus vacaciones, para participar en un evento que tiene a Dios como el centro de todo? Pues lo han hecho con una fe sin complejos, y esa imagen de este domingo —o la del viernes también, en una abarrotada plaza de San Pedro en el Vaticano, tomada literalmente por los españoles— es una muestra de que, frente a la evidente secularización, se impone la esperanza.
Esto hay quien lo revienta. Por eso tratan de ridiculizar a los que han acudido durante toda la semana a Roma. Y les revienta porque son conscientes de que ese impulso es imparable y va en contra de un movimiento "woke" que nos impone cómo tenemos que pensar o en lo que tenemos que creer, es decir, en nada. Y ya lo apuntó Juan Pablo II: se puede ser joven y moderno y, a la vez, profundamente cristiano.
Bueno, este Jubileo de los Jóvenes fue organizado por el Papa Francisco y le ha tocado presidirlo al Papa León XIV. Ha sido, sin duda, el acto más multitudinario de estos primeros compases de su pontificado. Y el Papa ha celebrado y se ha emocionado ante la respuesta masiva de los jóvenes. Y también nos ha dejado una de esas frases —o unas cuantas arrolladoras— que piden mármol, como el "hagan lío" de Francisco en la JMJ de Brasil, o el "no tengáis miedo" de San Juan Pablo II, o la "felicidad, Cristo" de Benedicto XVI.
León XIV recordó a ese millón de jóvenes presentes en Tor Vergata que nuestra esperanza es Jesús, y se detuvo en todos los chavales de sus mismas edades, con idénticas inquietudes, que viven ahora mismo sumidos en una guerra, como los gazatíes y como los ucranianos. "Estamos más cerca que nunca de los jóvenes que sufren los males más graves causados por otros seres humanos. Estamos con los jóvenes de Gaza, estamos con los jóvenes de Ucrania, con los de todas las tierras desangradas por la guerra."
Esta es, sin duda, la imagen de las últimas horas: la de un millón de jóvenes de 140 países diferentes, movidos por la fe. Esto lo consigue un festival —no sé, de música o de lo que sea— y nos tiramos hablando de ello días, semanas y meses. Por cierto, ya hay fecha para la Jornada Mundial de la Juventud que se va a celebrar en Corea del Sur: será del 3 al 8 de agosto de 2027, y será la segunda ocasión que se celebra en Asia, después de la JMJ de 1995 en Manila.
Por lo demás, tenemos ya a Pedro Sánchez de vacaciones en La Mareta. Veintitrés días se va a tirar en esta residencia real de Lanzarote. Y tú, autónomo, que bastante tienes con pagar a los que están a tu cargo, que ves cómo la mitad de lo que facturas se te va en impuestos… pues haciendo malabares para poder cogerte libre siquiera una semana.
Pero es que este no es el debate. Si Sánchez se merece esas vacaciones de 23 días seguidos o no, si se las ha ganado o no, o incluso si tiene derecho, porque como tal las vacaciones del presidente del Gobierno o la de sus ministros no están recogidas en la Constitución. Pero esto nos daría para un tiempo largo.
Aquí hay que cuestionar dos cosas. Una es la oportunidad del momento en el que nos encontramos, y otra es en qué va a emplear el presidente estas tres semanas y dos días. Además de —lo damos por hecho— terminar con un bronceado de los que ya nos tiene acostumbrados otros años.
Lo de la oportunidad: ¿la situación en España ahora mismo está para que el máximo responsable del país se tire 23 días al sol? Todo va tan sobre ruedas: el precio de la vivienda, la pérdida de poder adquisitivo, el desempleo —encabezando la tasa del conjunto de la Unión—, la inmigración… todo está arreglado para que el capitán del barco se baje durante tres semanas y dos días.
Pues eso es lo primero que tenemos que preguntarnos, sobre todo los que dicen: "¿A que tú también has tenido o vas a tener vacaciones?" Ya, sí, pero ninguno de los que nos trasladan esa pregunta somos el presidente del Gobierno. Sánchez viene de sonados reveses parlamentarios. La legislatura está herida de muerte, o si no muerta ya. Los españoles arrastran problemas que amenazan con convertirse en crónicos, y la respuesta del presidente son 23 días de vacaciones.



