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Barbosa: “Nada de lo que se está negociando en Extremadura se escapa de la lógica de las lecciones generales”

Analiza el presentador de 'Herrera en COPE' la situación en Extremadura tras no llegar el PP y Vox a un acuerdo para gobernar

Sergio Barbosa

Sergio Barbosa

Periodista

Tiempo de lectura: 7'Actualizado 08:34

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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible 'Herrera en COPE' en este miércoles 21 de junio de 2023.


Cuenta atrás en el resta del submarino Titán


Mañana sobre esta hora, cuando sean las ocho, esperemos tener buenas noticias. Esperemos poder decir que han encontrado con vida a los cinco tipos que el domingo tuvieron la brillante idea de meterse en un minisubmarino para ver los restos del Titanic.

Si mañana por la mañana, sobre esta hora, no los hubiesen encontrado; entoncesya la cosa pintará mal, porque se calcula que el oxígeno se les acabará en la madrugada de este miércoles a mañana jueves.

Lo bueno, lo que nos tiene ahora esperanzados es que se han escuchado sonidos de golpes, cada 30 minutos ,cerca de la zona de la desaparición, y algunas informaciones apuntan también a que una avioneta habrían visto algo parecido a un objeto blanco rectangular.

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Ahora se especula con que pudiera ser el submarino, que ciertamente era blanco y tiene el tamaño de una furgoneta. Cabe recordar que están buscando en un radio de acción, que es como la provincia de Sevilla. Y se teme que estén posados en el fondo marino, porque entonces la historia estará en cómo los sacan a la superficie.

Porque no es fácil encontrar maquinaria con la que sacar ese submarino a flote por la profundidad a la que estaría y por lo que pesa el cacharro.

Pero, bueno, dicen que la esperanza es lo último que se pierde y el otro día ya vivimos un milagro con los niños de la selva colombiana. Así que habrá que estar atentos a si se concretan o no esas noticias que se están manejando en las últimas horas.

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Sin acuerdo en Extremadura entre PP y Vox: ¿repetición de elecciones?


Y todo en este día en el que, cuando falten dos minutos para las cinco de la tarde, comenzará el verano. Verano que pillado a la derecha en una encrucijada bastante interesante.

Ayer nos despedimos a las 10 remarcando que lo de Extremadura y Baleares estaba abierto, y que a ver qué pasaba.

Porque los parlamentos de ambas comunidades tenían que constituirse ayer, sí o sí, y eso obligaba a PP y VOX a entenderse o no. Y al final ha sido que no, sobre todo en Extremadura, dondeel desencuentro ha provocado gran escandalera.

¿Habrá repetición electoral en Extremadura, después de las elecciones generales del 23 de julio? Pues no sabemos, pero ahora mismo es una opción bastante factible.

Porque lo que se dijeron ayer la popular María Guardiola y los dirigentes de Vox lo dijeron con una contundencia, e incluso con un desprecio, que en la política es verdad que todo es posible;pero a veces cuando se llega a emplear ese tono, la situación sólo se reconduce pasando por las urnas. Que sean los ciudadanos los que emitan el veredicto de quién tenía más razón o menos razón en el pleito que los políticos no han sabido gestionar.

Acuérdense que en 2019, PSOE y Podemos no se ponían de acuerdo para formar gobierno y en cuanto un nuevo paso por las urnas les aligeró de votos a ambos, a modo de castigo a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias les faltó tiempo para darse el famoso abrazo.

Lo cierto es que, ahora mismo, la presidencia del Parlamento extremeño ya está en manos del PSOE, porque el PP al final no apoyó a Vox para hacerse con ese cargo, porque Vox tampoco se bajó de la burra de no entrar en el gobierno autonómico, a cambio de quedarse sólo con ese cargo.

Y María Guardiola no se baja de la burra de que no piensa gobernar con consejeros de Vox ni harta de vino.

28 diputados tiene el PP extremeño, los mismos que el socialista Fernández-Vara, pero con menos votos. Cinco diputados tiene Vox, por los 4 de Podemos.Los extremeños, si se mira, por bloques, pidieron cambio.

Hasta tal punto que Fernández Varacogió la noche electoral y dijo que se iba, porque dio por hecho que él estaba listo de papeles. Y, sin embargo, a las pocas horas, hizo la de Curro Romero y anunció que volvía a los ruedos, porque se lo habla pensado mejor. Seguramente con toque desde Ferraz, haciéndole ver que este partido iba a ser largo y que PP y Vox en esa autonomía todavía podían enredarse bastante entre ellos.

Entre otras cosas, porque María Guardiola es de las dirigentes del Partido Popular que más dura fue con Vox en la campaña electoral.

El PP es un partido que no esconde su vocación centrista y Guardiola, como volvió a demostrar ayer, tampoco oculta que, de alguna manera, forma parte de la sensibilidad menos conservadora dentro de la derecha:

Ladeclaración de intenciones de Guardiola demuestra varias cosas y abre además una serie de reflexiones.

Para empezar, demuestra que se trata de una “mujer con personalidad”, eso no se lo niega nadie. De esas que deciden que van a ir a la guerra con sus armas, y que será con esas armas con las que ganen o con las que pierdan. Ya, de hecho, en los primeros días tras el 28M fue de las dirigentes que más hablaban y que más fijaban posición, mientras el resto de barones se mostraban un poco más cautos.

Dicho esto, la primera reflexión a la que mueve la declaración de Guardiola es si ayer, queriéndolo o sin querer, la dirigente del PP extremeño no hizo, de rebote, una incomodísima enmienda a la totalidad de los pactos entre PP y VOX en toda España.

Porque cuando dice que no se puede gobernar con quien cuestiona la violencia machista o la dignidad de los inmigrantes o del colectivo LGTBI y que encima son gente de trazo grueso; una de dos: o ella cree que esos defectos son especialmente acusados en los dirigentes extremeños de Vox o es un problema global de ese partido.

Y si cree que es un problema global, ahí los que quedarían mal (“en plan”: “María, por Dios, qué estás diciendo”) son el resto de barones populares que sí están llegando a acuerdos con Vox o que están, a día de hoy, tratando de cocinarlos.

Pues primero de todo, por la propia naturaleza de la candidata. Guardiola ha demostrado una sensibilidad ideológica que hace casi imposible que pueda cohabitar con políticos de Vox en un mismo gobierno. O les convence con algún cargo más adicional como el senador de designación autonómica o alguna pequeña concesión programática para que le den apoyo apoyo desde fuera; o convivir dentro del gobierno tiene todas las papeletas de ser un carrusel de roces, día sí y día también.

Porque la naturaleza de Vox también es la que es y no se va a cambiar. Es un partido que nació para pivotar en torno a la idea de que el PP a veces no cambia las políticas de la izquierda, y ellos van a jugar al todo o nada. Y en ese arriesgado juego de cambiar mucho las cosas o no cambiarlas nada, es donde les juzgará la historia.

Claro, todo esto se ve acentuado también “por la propia naturaleza de Extremadura como región”. Extremadura, por ejemplo, no es una comunidad con un idioma propio, en la que los nacionalistas hayan hecho tropelías contra la libertad lingüística de los ciudadanos.

En territorios como la Comunidad Valenciana o Baleares, el acuerdo sobre la lengua es una vía, es una gatera, por la que PP y VOX pueden encontrar un importante punto de encuentro.

En Extremadura no. En Extremadura, una vez que te pones de acuerdo en ayudar a la gente del campo, criticar las políticas globalistas que perjudican a los agricultores y hacer algún retoque a la política económica que han aplicado los socialistas; ya todo es ponerse a dar vueltas a los temas más importantes para Vox y más peliagudos para un PP, que no quiere perder el centro y que no quiere asustar al votante socialista que está enfadado con Sánchez. Véase, todo lo que ha nombrado Guardiola con tanta vehemencia: violencia machista, inmigración y colectivo gay.

Y luego hay más factores que también contribuyen a que Extremadura fuera el lugar ideal para que PP y Vox chocaran y acabaran todos tan tensos como ayer, recordando un poco esas escenas de las películas de Tarantino en la que unos no se fían de otros y, de repente, cualquier chispa o gesto sospecho acaba con todos sacando las pistolas, gritándose y apuntándose los unos a los otros.

¿Factores como qué? Pues, por ejemplo, que en Extremadura el PP no ha ganado las elecciones. Y eso hace que Vox le exija con más ahínco y que el PP nacional dé la sensación de que no codicia la pieza con tanta intensidad como en otros territorios.

Acuérdense que, en los días en los Fernández Vara hizo el “me voy pero vuelvo”.Núñez Feijóodejó caer que, si eso le servía para ganar otras plazas, podía plantearse renunciar al gobierno de Extremadura habida cuenta que allí la lista más votada es la socialista.

En el PP entienden que en Extremadura tienen voto prestado del PSOE y que antes que perder ese voto de cara al 23 de julio, lo mismo puede convenir no gobernar en Extremadura a cualquier precio.

Y ésa es otra clave que no se puede perder de vista: nada de lo que se está negociando en Extremadura se escapa de la lógica de las lecciones generales.

El PP, lógicamente quiere gobernar en esa región. Pero, a unas malas, si la perdiese, no sería el peor de los estropicios y, en cambio, conseguirá reforzar el relato de Feijóo de cara a su pelea con Pedro Sánchez.

“No me diga usted que yo me pliego a Vox a cualquier precio porque hay territorios en los que, si se han puesto muy cabezones, nosotros no hemos cedido: véase el ejemplo de Extremadura.

Y ojo a Vox, también le puede pasar algo parecido. “Nosotros hemos prometido que cada voto de Vox será útil y que o sirve para cambiar las cosas de verdad… o no haremos el paripé de gobernar por gobernar.” : véase, el ejemplo de Extremadura.

De hecho, en Vox no ocultan que a esto de Extremadura, a diferencia del PP, sí le dan un clara lectura nacional, por elevación.

Pues ya veremos qué pasa, pero a algunos les sigue retumbando en la cabeza las predicciones del presidente de GAD-3, Narciso Michavila, cuando nos dijo el otro día en este programa que lo que peor le puede venir al bloque de la derecha son peleas entre PP y Vox durante las próximas semanas.


No todo está perdido en Baleares


A todo esto, lo de Baleares parece estar más encaminado, pero Vox ha dicho que cerrado del todo, tampoco está.

Porque sí, ayer llegaron al acuerdo al que no han podido llegar los extremeños, eso de que el PP cediera la presidencia del parlamento autonómico a Vox y que Vox lo aceptara.

Pero ahora Vox dice que eso de conformarse sólo con esa presidencia de la asamblea y alguna promesa programática, que lo mismo no es suficiente y que piden entrar también en el gobierno.Y más, después del choque que tuvieron ayer en Extremadura.

Vox también tendrá que medir hasta dónde puede tensar la cuerda y en qué punto el electorado puede entender que empiece a ser más un problema que una ayuda para el cambio político.


Feijóo acepta un cara a cara con Sánchez, pero con condiciones

Y nada, en este apasionante momento político estamos. Mientras, lo de los debates va camino de ser un bodevil.

Sánchez lanzó una idea excéntrica como fue querernos enterrar en debates, con hasta seis debates electorales. Y ahora el PP ha contestado con otra propuesta que suena a vacile total.

Propone un sólo cara a cara con Sánchez y que se piense si quiere invitar a Yolanda Díaz, porque a Feijóo no le importaría hacer un dos contra uno. Y coge Yolanda Díaz y ya ha dicho que ella se apunta.

Y luego el PP también se abre a un debate con todos, incluidos toda la fauna y flora del Frankestein. En el PSOE ya han dicho que no, con lo cual lo del famoso debate sigue en el aire.

Y el verano llamando a la puerta.


Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez



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