

"La gripe aviar es un problema sanitario con 2 millones y medio de gallinas sacrificadas. Eso repercute en la producción"
Es el análisis de Carlos Herrera de este lunes 10 de noviembre
- 4 min lectura | 9:27 min escucha
Señoras, señores, me alegro, buenos días.
Bueno, ya es lunes, felizmente. Y ya son las ocho de la mañana, las siete en Canarias.
Lunes, 10 de noviembre de 2025. Es un día peculiar, porque España vuelve al confinamiento, pero en este caso, de gallinas ponedoras. ¿Por qué? Por la gripe aviar.
Las aves migratorias llegan a lugares particularmente húmedos —medales o pantanos— contagiando a las gallinas. Por eso, en 1.200 municipios a lo largo de toda España, las gallinas al aire libre van a pasar a ser gallinas “sin dor”, como el atletismo. ¿Y esto qué pasa? ¿Por qué? ¿Y a mí qué me ocurre?
A usted, nada. Solo que el huevo será más caro, porque hay menos gallinas, y el huevo se sigue consumiendo. ¿Y de qué manera? Un problema sanitario con dos millones y medio de gallinas sacrificadas. Ahora, con las nuevas confinadas, eso repercute en la producción. Se suma a la dinámica que ya veníamos sufriendo: escasez de huevos en Estados Unidos, altos costes de producción —porque el pienso está más caro, la energía también—.
En lo que va de año, los huevos han subido un 50 %. Y en cuanto a usted, no se preocupe, porque la gripe aviar no se transmite al ser humano. Y si se transmitiera, habría que comerse una butarda cruda. Yo sé que hay gente para todo, pero si usted se come la butarda cruda… Cada vez que digo “la butarda”, me acuerdo de Rafael Martínez y Manca, que siempre la imitaba. Muy bien, mi llorado Rafael.
Bueno, pues sí, le puede coger una gripe, pero poco más. Vamos a ver otras cosas que le cuento. Una, peculiar, para hacer contrastes.
Y luego ya le hablo de lo que ha hecho hablando de gallinas y tal, el pollo: el “pollo pera”, este que preside el Gobierno, el que se llama Pedro Sánchez. Ha estado en Colombia, de donde ya ha vuelto. Le cuento esto por contraste: el director general de la BBC, Tim Davie, acaba de presentar su dimisión por el sesgo de sus informaciones contrarias a Donald Trump.
Bueno, y usted dirá: “¿Y a mí qué?” Pues es una dimisión interesante para comparar, porque aquí solo dimiten —por ejemplaridad— algunos políticos del PP. Los socialistas se atrincheran en los cargos, porque ellos son los buenos y tienen la presunción y la docencia que no tienen los demás. Y segunda diferencia: la exigencia de neutralidad en los medios de comunicación públicos. Compárelo con el espectáculo norcoreano de Televisión Española.
¿Qué ocurriría en la BBC si un programa presentara como médico, como personal sanitario, a una cocinera que además es sindicalista liberada —de esas que no ha dado un golpe en su puñetera vida, como todos los liberados sindicales de la UGT—, sin que nadie lo advirtiera? Por supuesto, para poner a parir a Moreno, a Juanma Moreno, a la Junta de Andalucía, a los cribados.
¿Cuánto duraría el director del programa? ¿Y el de la cadena? ¿Se toleraría en la BBC que 24 horas de su programación fueran un festival de ataques a partidos de la oposición? Desde el que abre la ventana hasta el que la cierra.
Otra anomalía democrática a la que hemos asistido este fin de semana: un presidente del Gobierno interfiriendo claramente en la independencia judicial.
Primero, hablando en Colombia, donde solo estaban un condenado por robar, como Lula, y un exterrorista, como Petro.
A Pedro Sánchez le han preguntado atentamente por el bloqueo de Junts y el final de la legislatura, y con ese aire de mosquita muerta que dice estar salvando al mundo por nuestro bien, nos ha dicho esto.
“El resultado de las políticas en España, y en este contexto europeo tan escorado hacia la ultraderecha, hace más evidente la necesidad de seguir consolidando políticas socialdemócratas, políticas de progreso tanto en España como abriendo paso en Europa. Todo eso, evidentemente, me ha llevado a una reflexión para anunciar que, efectivamente, doy ese paso y que en 2027 me presentaré a la reelección.”
Las declaraciones interesantes, además de esta, son las de que el fiscal general del Estado es inocente. O sea, ¿para qué queremos tribunales si ya está Pedro Sánchez para decir quién es culpable y quién es inocente? Las palabras de Sánchez no son ningún desliz. Él sabe que los políticos no deben pronunciarse sobre causas judiciales. Es una injerencia, y lo ha hecho a conciencia.
Escucha el resto del monólogo de Carlos Herrera en el audio adjunto.



