Ricardo Calleja, profesor de postgrado: "Educar es un arte y te puedes pasar por exceso o defecto; como dijo un filósofo, la familia es el lugar al que se vuelve, lo cual es también es el lugar del que uno se va"

Un cartel colgado en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada ha desatado el debate: "El Vicedecanato de prácticas no atiende a padres. Todo el alumnado matriculado en prácticas es mayor de edad". Este episodio, analizado en el programa 'Herrera en COPE' por Jorge Bustos y el profesor de Ética Ricardo Calleja, pone de manifiesto un fenómeno creciente: la llegada de los llamados 'padres helicóptero' a la universidad, un reflejo de un posible proteccionismo familiar excesivo o una preocupante falta de madurez de los estudiantes.

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¿Inmadurez o sobreprotección?

Ricardo Calleja, profesor en el IESE Business School, ha señalado durante su intervención en la sección ‘Laboratorio de ideas’ que, aunque da clases a alumnos de posgrado, el fenómeno es un comentario habitual entre profesores universitarios, a quienes les produce un "shock". Según Calleja, este comportamiento se debe a dos factores principales. Por un lado, "lo mal que llevamos la incertidumbre", lo que lleva a "patologizar la vida normal" y a retrasar o imposibilitar la maduración. Por otro lado, se tiende a "mercantilizar las relaciones", incluso en la educación.

La gente se cree, aunque esté en una universidad pública, que el que paga manda"

Ricardo Calleja

Profesor en el IESE Business School

Bajo esta premisa, algunos padres asumen un rol de cliente que no corresponde al entorno académico. "La gente se cree, aunque esté en una universidad pública, que el que paga manda", explica el profesor. Sin embargo, la educación se rige por una "autoridad epistemológica" distinta, donde los alumnos "no vienen a satisfacer sus preferencias, sino que vienen a aprender".

Educar: soltar y saber volver

Calleja reconoce que existen casos justificados de preocupación, pero subraya que la dificultad de educar radica en "distinguir el caso normal del caso patológico". Todo joven necesita "el apoyo y el amor incondicional de sus padres", pero también "el acicate de que les exijan, de que se les ponga a prueba", lo que constituye una genuina forma de "manifestar confianza en ellos".

Para guiar a padres y educadores, Calleja recurrió a una definición de familia del filósofo Rafael Alvira: "La familia es el lugar al que se vuelve, lo cual significa que es también el lugar del que uno se va". Los padres, según el profesor, siempre acertarán si se convierten en "ser el lugar al que cualquiera puede volver", permitiendo a los hijos vivir su propia aventura, con sus aciertos y errores.

En este sentido, presentarse en el despacho de un profesor para reclamar por un examen de un hijo mayor de edad es calificado por el experto como un "error de manual", fruto del impulso por "ahorrarle sufrimiento a los hijos". Calleja insiste en que es crucial "descubrir el valor que tiene cada episodio de sus vidas, también los malos, como momentos de crecimiento", sin hacer demasiadas excepciones a las normas generales.

Del 'algo habrás hecho' a la sospecha

Jorge Bustos ha destacado el cambio de paradigma en la autoridad del profesor. Se ha pasado del tradicional "algo habrás hecho" con el que los padres respaldaban al docente, a una desconfianza casi automática. Para Calleja, la presunción inicial en casa debería ser que "el profesor tiene razón", aunque esta pueda ser cuestionada posteriormente si hay motivos.

Finalmente, Bustos ha concluido que esta "hiperprotección" es una patología moderna, fruto de la "incertidumbre" y la "inseguridad", así como de una "necesidad de controlar todos los aspectos de la vida", similar a como se maneja una aplicación móvil. Un control que, como apunta Calleja, no puede ni debe aplicarse de la misma forma en el ámbito de la educación.