Las familias le damos a la deuda, que sube hasta 712.000 millones euros, con el crédito al consumo avanzando (cerca de 10.000 millones desde diciembre 2017), mientras nuestras empresas se mantienen cautas con el endeudamiento estabilizado en 881.000 millones (8.000 menos que en diciembre 2017)

Ola de calor y sofoco, ¡hay que alejarse de los focos calientes! Por si las moscas, alguna entidad financiera detecta riesgos políticos acá y cuentas públicas con rumbo errático, así que reduce su exposición a la deuda española: ¡vende títulos! No nos engañemos: hay peligros latentes y muy serios en las economías periféricas (las del sur de Europa)

Se palpa inestabilidad económica y, sobre todo, política; a la vuelta de la esquina se ve la retirada de los generosos estímulos monetarios del BCE y la deuda pública de España, ese día, quedará al pairo

La banca está preocupada por los pasos que dé el Gobierno. ¡Tensión en los próximos meses porque España apunta a incumplimiento de los ajustes fiscales comprometidos!

Además, la espada de Damocles del impuesto a la banca hará que algún gran banco español, con posicionamiento internacional, se plantee otros esquemas societarios para no quedarse en desventaja frente a multinacionales extranjeras. ¡Y el impuesto de sociedades dispara las alarmas!

No es un disparate pensar que entidades de españolidad indiscutible busquen el socaire allende nuestras fronteras para domiciliar sus sedes. Aplaudamos, pues, a esos políticos que no suman y solo restan cuyo objetivo es el de estrangular económicamente a España y, en consecuencia, a los españoles, empobreciéndonos pero, aquí seguimos, con ánimos elevados…