Carmen Amores, profesora en Barbate: "Cuando un andaluz ceceante habla con gracia, todos se ríen con él, pero cuando habla de arte o literatura no; todavía hay quien confunde el acento con la inteligencia"
Carmen Amores, filóloga y docente, defiende la riqueza del ceceo frente a los prejuicios que todavía confunden la forma de hablar con la inteligencia. Una historia que ha recogido este martes María José Navarro

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En 'Herrera en COPE' y como cada día, Carlos Herrera ha dado paso a María José Navarro para contar la 'Historia del Día'. En esta ocasión, Navarro se ha centrado en los acentos y los prejuicios que a veces generan. La protagonista es Carmen Amores, una profesora de español para extranjeros natural de Barbate (Cádiz), que ha lanzado una aplaudida defensa de su acento andaluz frente a quienes lo consideran incorrecto o una dificultad del habla.
Un acento que suena a mar
Carmen Amores, que estudió filología francesa y cuenta con un máster para enseñar español, se enorgullece de su forma de hablar, tal y como ha relatado María José Navarro. Para ella, su acento "suena a mar, a viento de levante y a la forma en que el sur aprendió a cantar, incluso cuando habla". Aunque en sus clases con extranjeros opta por neutralizarlo, asegura que no lo hace por vergüenza, sino por un motivo puramente pedagógico.

Imagen de recurso del puerto de Barbate
La docente explica que en el aula "prima la claridad, la pedagogía, la comunicación", por lo que busca que sus alumnos la entiendan sin dificultad. Sin embargo, en sus redes sociales prefiere mostrarse tal y como es: "Prefiero hablar como hablo yo, como al hacerlo en mi casa, en mi tierra, como aprendí a mirar el mundo". Esta dualidad pone de manifiesto su postura: el acento no es un error, sino una seña de identidad.
El andaluz no necesita traducción, necesita respeto"
Profesora de español para extranjeros
Amores ha denunciado la doble vara de medir que a menudo se aplica al acento andaluz. "Parece que cuando un andaluz seseante habla con gracia, todo el mundo se ríe con él. Pero cuando ese mismo andaluz habla de arte, de lengua, de literatura, de repente a muchos no les hace tanta gracia", ha reflexionado. Esta percepción, según ella, revela una triste realidad.

El faro de Trafalgar, en Barbate
Confundir "el acento con la inteligencia"
La filóloga critica que "todavía hay quien confunde el acento con la inteligencia, como si la forma de pronunciar decidiera lo que vales". Por este motivo, ha decidido no suavizar más su acento fuera del aula. Su mensaje es contundente: "El andaluz no necesita traducción, necesita respeto", una afirmación que ha resonado con fuerza.
Su defensa va más allá de la pronunciación y se convierte en una reivindicación cultural. Amores sostiene que su manera de hablar, con su seseo característico, es también un vehículo de cultura. "La cultura también puede sonar a barbete, a caddy, a ese seseo, que más que un sonido es una forma de mirar la vida con ternura y con arte", ha concluido.
La reflexión ha sido compartida por el propio Carlos Herrera, quien ha añadido que los acentos son como "marcas de agua de la vida". Ha destacado que todas las singularidades "nos hacen únicos, excepcionales" y que es precisamente en la diferencia donde reside la belleza.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




