A un abuelo le pilla una tormenta en la calle y, mientras espera, no puede borrar de su memoria lo que vio: "De pronto"

Paco salió de casa el otro día en pantalón corto y sin teléfono. Fue a comprar un par de cosillas, despacio, que los años ya no permiten carreras. Y le pilló la lluvia. Un chaparrón de los gordos. Así que Paco se fue debajo de un tejadillo de una tienda cerrada, de una esquina achaflanada, de esas tan bonitas que hay en Barcelona y también en Buenos Aires.

Paco se quedó ahí parado, y de pronto, se dio mucha pena. Se vio solo, mojado, indefenso. Hasta que, de pronto, pasó un coche.

En ese coche iba el nieto de Paco que, por esas casualidades de la vida, estaba en el momento justo e indicado pasando por aquella calle. Paco llegó al coche como pudo, pisando el barro, agarrando su mano libre al costado de una pequeña rampa de tierra. Y cuando se subió al coche, se echó a llorar.

Y ahí su nieto le llenó de besos y se dio cuenta. Se dio cuenta de aquel momento de pequeña angustia y desconsuelo por el que había pasado Paco, viéndose solo, vulnerable e incapaz.

Convivir con nuestros mayores aconseja mucho temple, mucho mimo, paciencia. Estamos tratando con seres humanos frágiles, delicados, indefensos.

Así que, vamos a sacar del cajón nuestro mejor guante de seda.

 La petición de una abuela de Sevilla cuando muera que deja perpleja a su nieta: "Hay que hablarlo"

Hay otra abuela, también entrañable, que se convirtió en la protagonista de la 'Historia del día' de María José Navarro.

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La petición de una abuela de Sevilla cuando muera que deja perpleja a su nieta: "Hay que hablarlo"

A Guadalupe Fiñana la conocen Vds de sobra. “Abuela de dragones” en redes, para que se ubiquen. Guadalupe es fan total de Juego de Tronos y ahora está muy enfocada con Harry Potter.

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En breve, esta mujer tan alegre, tan jovial, tan peinadita siempre, va a cumplir 91 años. Y ha decidido reunir a sus nietos para dejar algunas cosas cerradas para cuando ella ya no esté. Por ejemplo, que aunque ella se muera, ellos tienen que ir a la Feria de Sevilla, que ayer acabó.

A Guadalupe hemos tratado de quitarle algunos tacos de su discurso, pero es que esta abuela, verán, los tiene siempre muy a mano. Y así, entre palabrota y palabrota, le ha explicado a su familia que no se pierdan una fiesta, ni un sarao, ni se pongan de luto.

Claro, porque lo que quiere Guadalupe quiere bichear desde el cielo a ver qué hacen sus nietos por las casetas y no está dispuesta a que ellos se lo vayan a perder simplemente por el hecho de que su abuela se vaya a morir, la semana de antes, por ejemplo.

Miren, no hay nada en el mundo más necesario que la alegría. La alegría con la que se vive una vida marca mucho su final y el poso que dejas en los demás. Se acordarán de nosotros no por lo que hicimos o dejamos de hacer, sino por la sensación que provocábamos en los demás con nuestra presencia.

Así que, los nietos de Guadalupe la recordarán así, contenta, sarcástica, despierta, bromista.

Qué buena suerte, chicos...