

"El matrimonio Sánchez-Gómez y sus innumerables palmeros deberían estar felices hoy de que sea un jurado popular y no un juez facha el que juzgue a la señora"
Jorge Bustos explica en Herrera en COPE el significado que tiene la decisión del juez Peinado y asegura que "tiene toda la intención de abrirle juicio oral a la mujer del presidente"
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Hoy el día va a ir de mujeres y vamos a empezar por la más guapa. Efectivamente, nadie podía resistir la belleza de Claudia Cardinale. Sobre todo en esta escena de 'El Gatopardo' bailando con Burt Lancaster. Bueno, una obra maestra El Gatopardo que lo es del cine y de la literatura a la vez. Eso es una cosa rara porque hay grandes novelas clásicas que luego hacen películas infames como el Quijote, por ejemplo, ¿verdad? O novelitas mediocres que se convierten en obras maestras del cine como El Padrino. En Doctor Zhivago también pasa eso, que es una obra maestra de la literatura y del cine a la vez, pero son pocas, ¿eh? Y en el enconado debate que se ha entablado a su muerte entre partidarios de la Loren y de la Cardinale. Yo voy con la segunda. Eh, Sofía Loren es más exuberante, pero a mí me seducía más la clase de Claudia Cardinales, que ya es eterna. Begoña Gómez. Begoña Gómez no es tan hermosa como Claudia Cardinales. Este es un juicio totalmente subjetivo, lo reconozco.
El juez Peinado y Begoña Gómez
Una opinión que no compartirá su esposo, que como todos los españoles sabemos, porque nos lo contó en una famosa carta que nos dirigió, es “un hombre profundamente enamorado de su mujer”. Aunque para estar tan enamorado, Pedro ha dejado que encaje sola en Madrid la noticia de que será juzgada por un jurado popular, porque esta decisión del juez Peinado le ha pillado al esposo profundamente enamorado la ONU, disputándose el Premio Nobel de la Paz con el mismo Donald Trump. A ver, no se puede estar en todo. Por muy enamorado que esté uno, no se puede comparar la causa palestina que Pedro abandera en Nueva York con la causa por malversación que Begoña bandera en la plaza de Castilla, distrito de Chamartín. Este mismo sábado a las 6 de la tarde la ha citado el juez instructor para comunicarle que será un tribunal popular el que finalmente juzgue su presunto delito de malversación.
Menudo sábado, primero un derbi Atlético - Madrid en el Metropolitano y en cuanto acabe ese partido tenemos el derbi Begoña - Peinado en Plaza de Castilla. Están las casas de apuestas echando humo. Pero, ¿por qué hace peinado este movimiento? Bueno, empecemos por el principio. Ya sabes que la primera dama es una mujer de grandes inquietudes en el terreno laboral. Empezó de contable en ciertos establecimientos de ocio húmedo que regentaba a su padre. Eran unos locales que no se caracterizaban precisamente por la naturaleza intelectual de los intercambios que allí se producían, ¿verdad? Eran intercambios más de fluidos que de argumentos. Aquel negocio sirvió para pagar su piso de recién casados, pero no terminaba de satisfacer las aspiraciones académicas de doña Begoña. Claro, que te reconozcan en una sauna no tiene el mismo glamour que el reconocimiento de una universidad.
Así que después de mucho esfuerzo, ella consiguió llegar a directora de cátedra, y eso sin haber cursado una licenciatura. Ojo, esa gesta no está al alcance de cualquiera. De hecho, en toda la Universidad Complutense, que es una entidad pública, no hay otro ejemplo como el suyo. Quizá tuvo algo que ver el hecho de que su marido acababa de llegar a la presidencia del gobierno. Quizá. Pero la ambición académica de doña Begoña no se paró ahí. Para terminar de vestir su chiringo, reutilizó a una asesora de Moncloa, que era amiga suya, para que presionara sutilmente a ciertas empresas privadas y reguladas por el gobierno de su marido con el objetivo de que financiasen su cátedra. Y claro, cuando una empresa recibe un mail con postdatas del tipo, "Me dice Begoña que le encantaría que siguierais de patrocinadores”, pues el empresario no piensa precisamente en la excelencia académica de la erudita Gómez. Piensa en las represalias del presidente del Gobierno de España si no accede a los deseos de su señora."
Y así llegamos al posible delito de malversación de fondos públicos, porque a la asesora de doña Begoña la pagamos todos los españoles para que sirva al estado, no para que haga de fundriser de los negocios de su amiga Bego. ¿Y por qué Peinado no instruye ese posible delito de malversación por el procedimiento habitual? Pues yo tengo mi teoría y mi teoría es que el juez peinado se ha hartado de que lo acusan de lawfare, es decir, de actuar movido por intereses políticos y no jurídicos. Así que ha decidido apartarse para que sea el pueblo el que sobre la culpabilidad o la inocencia de Begoña Gómez. ¿Puede hacer eso? Técnicamente sí, porque la malversación entra dentro de esa lista de delitos que según la ley española, admiten al juicio conjurado. No son todos, pero la malversación sí.
Ahora bien, la última palabra sobre esto la tendrá como siempre una instancia superior, la Audiencia de Madrid en este caso que hasta ahora ha avalado, ojo, en buena medida, no en todo, pero en buena medida la instrucción del juez Peinado. Lo que significa esta decisión de Peinado es que tiene toda la intención de abrirle juicio oral a la mujer del presidente del Gobierno, es decir, de sentarla próximamente en el banquillo. Hoy Begoña Gómez está mucho más cerca que ayer del banquillo de los acusados, así que desde la ONU a Pedro no le quedó más remedio que volver a ejercer de hombre profundamente enamorado para defender la inocencia de su mujer y de paso también la de su hermano.
El tiempo ha puesto en su sitio a Begoña y ese sitio de momento es el banquillo ante un jurado popular. Y en Moncloa ha cundido el desconcierto por este movimiento porque les rompe el relato. Ese relato que dice que la causa contra Begoña Gómez está viciada de origen por la ideológica de un juez facha. Bien, pues si eso es así, entonces el matrimonio Sánchez-Gómez y sus innumerables palmeros mediáticos deberían estar felices hoy de que sea un jurado popular y no un juez facha el que juzga la señora. ¿No decían que los jueces son un estamento de privilegiados desconectados de la calle? ¿O es que “el gobierno de la gente” tiene miedo a lo que piense la gente sobre la conducta de Begoña Gómez? ¿O es que de búnker ha cundido de tal manera en la Moncloa que ni quieren elecciones, ni quieren jurado popular, ni pisan la calle por pánico al pueblo?
Ana Redondo, reprobada gracias a ERC y Junts
Y la tercera mujer que es noticia hoy, bueno, lleva siéndolo varios días, es la todavía ministra de igualdad, Ana Redondo, que ayer fue reprobada por el Congreso con los votos del PP de Vox, pero también gracias a la abstención de Esquerra Republicana y de Junts. Ojo, es la enésima prueba en lo que llevamos de mes de que la mayoría que invistió a Sánchez está rota. Redondo. Soy una ministra amortizada por el escándalo de los fallos en las pulseras antimaltrato que su ministerio conoció, después tapó y por último negó. Pero ni ella va a dimitir ni Sánchez la va a cesar. Porque en la mentalidad sanchista reconocer errores y depurarlos significa exhibir debilidad, no decencia. Al enemigo ni agua. Esta es la consigna sanchista. El problema es que con este enroque no es al PP a quien ofende. al gobierno, sino a las 4.500 mujeres maltratadas que se han sentido desprotegidas por la negligencia del ministerio que se creó para protegerlas.
La pregunta final que formuló ayer en el Congreso Ester Muñoz es la que se hacen hoy muchos españoles y muchas españolas. “¿Cuánto tiempo más piensan seguir así?”