

"Lo del bolso de la hija de Yolanda Díaz es una hipocresía menor comparada con la falsedad fundamental, la estafa que supone vendernos un gobierno falso entero"
Jorge Bustos repasa la polémica con el bolso de Marc Jacobs que la ministra aseguró después que era una falsificación
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Vamos a hacer un poquito de memoria histórica sin ánimo de ofender a nadie. Hoy es 6 de noviembre. En este día la Iglesia conmemora a los 2053 mártires de la persecución religiosa en el siglo XX en España. Curas, monjas, obispos, pero también laicos, martirizados exclusivamente por odio a su fe entre 1931 y 1939. Martirizados por el bando republicano. No es mi cometido dar sermones a las 6 de la mañana. Yo solamente dejo aquí el dato. 2.053 católicos asesinados por el hecho de ser católicos. Lo digo por si don Félix Bolaños tiene a bien completar sus sesgados ejercicios de memoria histórica con la otra mitad de la Historia o, a falta de Bolaños, que sea Ángel Víctor Torres, que para eso es el ministro de una cosa llamada memoria democrática. Claro que si Ángel Víctor no se acuerda de sus negocios con la trama de Koldo y Aldama de hace 5 años, mucho menos se acordará, me temo, de lo que ocurría en las Checas de Madrid.
La danza de las Chirimoyas de Morrocone
Ayer estaba previsto un miting muy prometedor en Extremadura, pero las lluvias torrenciales obligaron a cancelarlo. Una pena, una pena, porque iba a mitinear el incomprensible candidato del PSOE a la Junta, Miguel Ángel Gallardo. Digo incomprensible porque ni la lluvia lo quiere, está imputado por prevaricación y tráfico de influencias en el caso de la colocación a dedo del hermanísimo David Sánchez Pérez Castejón. Ya sabes, el Ennio Morricone de Badajoz. Bueno, más bien Morrocone, por el morro que le echa la vida en general. Pero es que Gallardo además no iba a mitinear solo. Pensaba arroparle ayer nada menos que el hermano mayor de Morrocone, Pedro Sánchez Pérez Castejón.
Pedro es más de música indie. Es lo único independiente que le gusta en su vida. El resto de cosas prefiere que dependan todas de él, como la fiscalía, por ejemplo. En cuanto a David, a este le gusta la música clásica, sobre todo le gusta el arte de la fuga, como a Bach. Contaba que vivía en Portugal a efectos fiscales, pero se fugó al palacio de la Moncloa a vivir de gorra y se escondía de María Jesús Montero en un baño si aparecía por el pasillo la ministra de de Hacienda. Pero David Sánchez es artista, es el compositor, por ejemplo, de la afamada pieza La danza de las Chirimoyas. Son cosas de artistas, de artistas del disimulo fiscal y del enchufe laboral.
Y ya sabes que nuestro actual presidente del gobierno no es un hombre que se caracterice, digamos, por sus finos escrúpulos éticos ni estéticos. Él no veía nada malo en mitinear al lado de un tipo que está a punto de sentarse en el banquillo. Es más, seguramente cree que esa circunstancia le da una oportunidad. Tener causas en los tribunales, en el sanchismo, no es una deshonra, es una medalla. ¿Por qué? Pues porque permite profundizar en la estrategia de la polarización. Si alineas a los jueces en el bando facha y tus votantes más sectarios se lo tragan, y tus periodistas más serviles te lo compran, ya da igual que te condenen a ti o a tu mujer o a tu hermano. Serás un mártir.
A Pedro le da igual que esa estrategia cainita destroce la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas, empezando por la justicia. Es lo que está haciendo con el fiscal general. Está enfrentando al grupo minoritario de los fiscales sanchistas y a la abogacía del Estado contra el Tribunal Supremo. Y es lo que está haciendo a través de sus escuadrones mediáticos contra el juez Peinado también, que por cierto no se arredra, acaba de imputar a otro alto cargo de Moncloa, a la secretaria general de presidencia por el caso Begoña.
El niño de la katana
Claro, cuando yo he rodeado de presuntos delincuentes y cuando debes tu poder a pactos con delincuentes, ya no presuntos, sino acreditados, es lógico que acabes declarando la guerra a los servidores de la ley. Tú estás en el otro lado. Es una guerra híbrida, además, la de Sánchez. En público la libran los ministros, los portavoces del partido y la prensa adicta y, en privado, se practica a través de las cloacas tratando de chantajear a agentes de la Guardia Civil y a fiscales independientes para desacreditarlos. Ahora, hay que ser muy cafetero, muy sanchista, para comprarle el argumento victimista a alguien del perfil de Miguel Ángel Gallardo. Es imposible vender lawfer con un tipo al que no quieren ni los suyos, porque hasta los propios socialistas extremeños lo llaman el niño de la katana a Gallardo por la cantidad de cadáveres de adversarios de dentro del partido que ha ido dejando en el camino de su ascenso. Pedro solo lo apoya por haberse comido el marrón de su hermano. Bueno, y quizá para que no se vaya de la lengua.
Imagínate que te pusieras ahora a cumplir tu promesa y a exigir dimisiones a procesados socialistas. Te quedas sin partido. Ahora es al revés. Ahora te cargas a los que prefieren no mancharse, como a Juan Lobato, que ayer declaró en el Supremo, donde se juzga, como sabes, al fiscal general del Estado por revelación de secretos del novio de Ayuso. A Lobato le encargaron desde Monclo ablandir el mail secreto de la pareja de Ayuso durante un debate en la asamblea, pero él sospechó, porque es técnico de Hacienda, que la maniobra podía comportar un delito y se fue directo al notario, además, luego para cubrirse las espaldas y por eso fue apartado por traidor, porque hoy en el PSOE los traidores son los que cumplen las leyes en la calle.
Y ayer arrancó otro juicio más, el de la fontanera Leire Díez. Declararon los fiscales Stampa y Grinda y los dos ratificaron el intento de soborno de Leire y de su compinche, Pérez Dolset y también corroboraron que la fontanera no se presentaba precisamente como periodista, sino como emisaria directa de Pedro Sánchez. Hasta 12 veces nombró al presidente en aquel encuentro que duró 3 horas. Y ojo, Stampa lo tiene grabado entero y dice que va a entregar la grabación el próximo 11 de noviembre. Ese día Carlos Latre va a tener material para una gira entera.
El bolso de la hija de Yolanda Díaz
Y acabo con una anécdota de Yolanda Díaz porque la presidenta lo la vicepresidenta lo ha vuelto a hacer a ha metido más la pata intentando sacar la pata, que es una maniobra complicada, pero a ella se le da muy bien, ella la ejecuta como nadie. Le pasó con el vídeo del lapsus del gobierno de corrupción que empeoró el lapsus cuando trató de explicarlo en un vídeo y ahora ha intentado disculpar el hecho de que su hija le acompañara un acto con un bolso valorado en 500 pavos. Una imagen que levantó, digamos, cierto escándalo tratándose de una familia comunista, una de las pocas que quedan con carne en España. Pero bueno, quizá por culpa de ese maldito carne se sintió Doña Yolanda en la necesidad de revelar que en realidad el bolso era una falsificación de mercadillo y claro, las redes han recordado la campaña elaborada por su propio gobierno contra los bolsos falsos.
Sinceramente, esto a mí no me parece tan grave, que la pobre cría lleve el bolso que le dé la gana, por favor. Vale, es de hipócritas, labrarte una carrera política cargando contra la casta para convertirte luego en casta y acabar presumiendo de comprar en el mercadillo para aplacar a los que te critican por haberte convertido en casta. Eso es una hipocresía, estoy de acuerdo, pero es una hipocresía menor comparada con la falsedad fundamental, con la estafa que supone vendernos un gobierno falso entero, de un progresismo falso. En un país donde, como denuncia el demoledor informe de Cáritas, no paran de crecer la desigualdad, la precariedad y la exclusión social. Es decir, todo aquello que se supone que venías a combatir hace 7 años.



