

"Cómo de averiada está la brújula moral del progresismo para que le indigne más lo que un señor hace con su bragueta que lo que hace con los bolsillos de los españoles"
Jorge Bustos analiza las reacciones dentro del Partido Socialistas a los informes de la UCO que señalan a Ángel Víctor Torres
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Yo sé que estamos en horario infantil, así que a ver cómo reproduzco el tenor literal de las conversaciones entre el ministro Ángel Víctor Torres y Koldo García, el todopoderoso asesor de Ábalos, con quien hacía negocios, quien era entonces presidente de Canarias. Para la trama, el negocio consistió en la venta de mascarillas por un importe de más de 12 millones de euros de dinero público mediante adjudicaciones inducidas desde el Ministerio de Transportes y cerradas con distintos gobiernos autonómicos, en este caso con el canario. Y hoy sabemos que Ángel Víctor Torres nos mentía cuando negaba que conociera a Koldo García más allá de algún contacto anecdótico, decía. Los audios recogidos por la Guardia Civil demuestran la familiaridad y algo más que familiaridad con la que se trataba el entonces presidente canario y el entonces asesor del ministro.
Cuánto celo por impulsar los negocios con la trama. Y esto es lo que el ministro Torres hacía y decía, cuándo pensaba que nadie le estaba grabando, claro. Pero lo que nos contó cuando Aldama le acusó de haber participado a los negocios fue muy distinto. Solo por habernos mentido de una forma tan descarada, el ministro debería haber dimitido o haber sido cesado. Es lo que sucedería en cualquier democracia sana. Pero conociendo el rasero moral del sanchismo, igual ayer le montaron una fiesta en el ministerio antes de la comparecencia y se le pusieron todos los paniguados a aplaudir como al fiscal general, aplaudir al tipo que le dijo a Koldo “me voy a c** en todos los santos con la responsable económica. O lo soluciona o la levanto por el aire”. Y todo porque la funcionaria aludida se empeñaba en aplicar los controles previstos por la normativa.
Por cierto, Koldo no se quedaba atrás en elegancia verbal, discúlpame, pero “por favor, ¿puedes intentar que acepte esto, si lo consigues, se acabó esta m***? No es tanto. Por Dios, si lo consigues, me dejo violar por ti”. Si Torres no dimite por mentiroso y por tratar con corruptos debería dimitir al menos por los millones de españoles traumatizados por la imagen de Koldo siendo violado por Ángel Víctor Torres. Pero en realidad lo escandaloso no es el lenguaje sórdido. Nadie resistiría la publicación de sus conversaciones privadas. El problema es que esa sordidez revela precisamente el grado de familiaridad que existía entre Torres y Koldo. Koldo colideraba una organización criminal, enviada a juicio por el Supremo esta misma semana.
Nadie habla así con desconocidos y menos un presidente autonómico que está gestionando una pandemia. Ningún presidente se implica personalmente en la contratación con una determinada empresa hasta ese punto y mucho menos cuando tus funcionarios te ponen objeciones porque no creen que sea la mejor oferta, ni la más barata, ni la más competitiva para las arcas públicas, en definitiva. Koldo le estaba rogando que desoyera las advertencias de sus funcionarios que sorteara los controles que rigen como debe ser los procesos de contratación pública. Y los audios demuestran que Torres se involucró personalísimamente en la eliminación de esos controles y en la contratación de unas mascarillas de baja calidad.
La brújula moral del progresismo
He oído a varios guacamayos muy coloridos del loroparque sanchista salir a cotorrear su alivio ayer porque a Torres de momento no le han sacado audios sobre prostitutas, por ejemplo. Pero, ¿estamos locos o qué? ¿No es ya suficientemente grave lo que la UCO dice de él? ¿No se acumulan ya suficientes mentiras como para hundir la credibilidad de un ministro? ¿Cómo de averiada tiene que estar la brújula moral e ideológica del progresismo para que le indigne más lo que un señor hace con su bragueta que lo que hace con los bolsillos de todos los españoles? Y ojo, no es que los vicios de la banda de Ábalos no sean reprobables. Lo son. Y humillantes para las mujeres, además, y más si encima se pagaban con dinero público. Pero, hombre, ¿cuándo le dejó de importar a la izquierda que los políticos roben y mientan? ¿Cuándo empezaron a castigar el machismo más que la corrupción?
Por cierto, hablando de machismo, a los del loparque les ha molestado más la comida de Pilar Alegría con Paco Salazar, el exasesor jefe de Moncloa purgado por acosar a subordinadas socialistas, que el informe de la UCO sobre el Torres, nuevo ejemplo de avería en la brújula moral de la izquierda. Pilar Alegría no hizo mal porque dar a comer con un amigo caído en desgracia. Eso no es malo.
Lo malo es que sigan dándonos lecciones de igualdad mientras desprotegen a las víctimas de maltrato con sus leyes contraproducentes y sus pulseras cutres y mientras usan el feminismo como una chaqueta vistosa que se quitan y dejan en el perchero en cuanto entran en el reservado de un restaurante. Eso es lo malo. Esa hipocresía es la razón por la que cada vez menos mujeres votan a la izquierda.
La rueda de prensa de Ángel Víctor Torres
Pero en su rueda de prensa, el todavía ministro Torres no tuvo la vergüenza de dimitir a pesar de los audios que prueban sus mentiras, a pesar de que sale insultando a Page o a Lambán, que en paz descanse, por no contratar con la trama, lo que demuestra que quien quería evitar esos contratos los evitaba, como Page. Pero, además, el expresidente canario salió al contraataque, anunció una demanda contra Aldama, pese a que el propio informe revela que contactó con él. ¿Y por qué se atrinchera Torres? Pues porque es otro pararrayos de Pedro, como lo es García Ortiz.
Porque los mensajes de la UCO revelan que Torres trató de utilizar a Koldo para conseguir una reunión con Sánchez y con Illa. O sea, el elemento Torres no es más que la enésima prueba de que la trama corrupta operaba desde el núcleo mismo del poder sanchista, en el gobierno y en el partido, porque eran los mismos, eran los colegas del Peugeot.
La conversación entre Feijóo y Abascal
Y vamos a Valencia un momentito. Ayer Alberto Núñez Feijóo tomó una decisión inteligente. No siempre lo hace, pero ayer lo hizo. Cogió el teléfono y marcó el número de Santiago Abascal. Y cuando vio el número de Feijóo en la pantalla de su móvil, Santiago Abascal hizo algo inteligente. No siempre lo hace, pero ayer lo hizo.
Descolgó el tel teléfono y en vez de acusar a Feijóo de ser el PSOE azul y un agente globalista al servicio de la agenda 2030 y otras paranoias, mantuvo con el jefe de la oposición una conversación cordial y razonable, con el fin de dar estabilidad a una comunidad valenciana que sigue en proceso de reconstrucción y que necesita un gobierno que impulse ese proceso. Ojalá sea un primer signo de deshielo entre PP y Vox, porque todas las encuestas anuncian que una mayoría de españoles para las autonomías y para el Gobierno central quiere que se entiendan. Al fin y al cabo compartieron siglas durante bastantes años. Abascal se afilió al PP en 1994 y Feijóo en 2002, 8 años después que hoy líder de Vox. Abascal estuvo 20 años en el PP y durante 10 de ellos coincidió con Feijóo en el mismo partido, pues que dialoguen civilizadamente, aunque solo sea por los viejos tiempos.



