El repaso de la actualidad de este miércoles lo inicia Santi González en ‘Herrera en COPE’ con al juicio por la agresión de Alsasua después de que este martes tuvo lugar “la segunda sesión de la vista contra la jauría de Alsasua que agredió a dos guardias civiles que habían salido con sus novias a tomar una copa”.

Una sesión que ha marcado al tertuliano: “Sobrecogía el relato de los hechos, el testimonio de cómo las víctimas temían por su vida mientras los agresores les daban patadas en la cabeza y quienes no los pateaban grababan la hazaña con sus móviles”.

“En el caso de Alsasua cabe más horror: es el desamparo institucional hacia las víctimas, es el hecho de que los guardias y sus novias hayan abandonado el pueblo, es esa imagen de los agredidos prestando testimonio protegidos por un bombo. ETA ha dejado de matar, pero el juicio por la agresión de Alsasua revela que en algunos aspectos ha ganado la partida. Este martes se vio con toda claridad por qué los hechos constituyen un delito de terrorismo”

Y de tribunales va la cosa, “también cabe esperar que el auto de la Sala Segunda del Tribunal Supremo ayude a poner en su sitio al tribunal regional de Scheswig-Holstein que quiso enseñar a instruir sumarios al juez Pablo Llarena. Pero no está claro, a pesar de que Europa se juega en ello algo más que un golpe de Estado en Cataluña: su propia supervivencia”

No olvida Santi González otro de los temas que centran la atención estos días, porque como bien dice “no hay dos sin tres”. “También cabe hablar del sorprendente máster de Cristina Cifuentes, al que ella ha renunciado en un gesto magnánimo: pues ahora no lo quiero. “Me pregunté si un recuerdo es algo que se tiene o algo que se ha perdido”, decía la protagonista de ‘Otra mujer’, una película de Woody Allen. Algo parecido es el máster de Cifuentes. Si es algo que no existe, mal se puede devolver”.

 Y señala que “el asunto es más grave que docenas de distinciones falsas que han aflorado estos días, porque implica a la Universidad Rey Juan Carlos, aunque eso no exime a Cifuentes como ella parece creer. El último caso, la diplomatura en magisterio de la alcaldesa de Córdoba, tiene el atenuante de la modestia. Hinchar el pecho diciendo “soy maestra” en lugar de inventarse una cátedra por el mismo precio. Hay una izquierda que toma ejemplo de la humildad del subcomandante Marcos. Para que luego hablen de su pretendida superioridad moral”