Antonio Agredano y esa moda de los postres sanos: "Era feliz con la barriga llena y las manos y la boca manchadas de chocolate"

La vida cambia y los postres de hoy en día se hacen pensados para no engordar... Una coca de pipas o magdalenas de cacao hechas sin azúcar son algunos de los ejemplos puestos por nuestros Fósforos. Un nuevo hábito que ha tenido su 'Crónica Perpleja' de la mano de Antonio Agredano.

POSTRES SANOS

Postres sanos, por Antonio Agredano | Crónicas Perplejas

Crónicas perplejas

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La felicidad es tener cinco años y que te pongan una porción de Contessa delante. Nada ha vuelto a crujir así desde entonces. Esa nata, ese chocolate, esas láminas frágiles quebrándose en la boca. Pero claro, luego te daba tu abuela un níspero de postre, y pensabas: ¿Esto qué es? 

Qué bonito era comer sin culpa. Qué bonito era el azúcar sin mesura. Pero luego llegan los años, los espejos, las discotecas, y claro. Empecé con el yogur natural. Con la mandarina. A decir no a los helados de tres bolas. A la tarta de güisqui. A la trufita de chocolate.

La infancia es una isla perdida. Crecer es ir desprendiéndose de cosas. De sabores, de excesos, de levedad. Madurar es no hacerle ascos a una chirimoya. Y evitar las tortitas con sirope. E imaginar aquellas copas dalki. Y las panteras rosas. Y mirar con deseo los phoskitos de tus hijos.

Me hago mayor. Meto barriga en las fotos. Tengo plátanos y uvas en la nevera. Echo de menos los limones helados. Y las tartas de bizcocho regado de los cumpleaños. Y el surtido Cuétara. Cuando ser feliz era acabar con la barriga llena y las manos y la boca manchadas de chocolate.

Crecer es contenerse. Frenarse. Decir que no tantas veces como antes decíamos que sí. Los postres son la memoria dulce de lo que una vez fuimos