Ignacio Camacho acaba de publicar los obituarios de los personajes más célebres de la historia reciente. Escribir un obituario es un ejercicio de responsabilidad interesante porque debe ser piadoso, respetuoso... pero debe estar anclado a la realidad.

Y para alguien que repasa mil y una veces las palabras que utiliza en sus artículos, no ha debido ser una tarea sencilla escribir “Retratos para la eternidad”

El periodista de ABC ha comenzado recordando la figura de Manuel Alcántara, “un maestro de periodistas. Una persona que dio un ejemplo de tenacidad y fidelidad al oficio. No podía dejar de escribir. Era un conversador formidable y la memoria de un tiempo. Y sobre todo, un gran amigo”.

Gordillo también ha reconocido que los periodistas de su generación “todos los columnistas contemporáneos somos hijos putativos de Umbral que crea el canon del gérero del articulístico contemporáneo. Pero no tuve con él la cercanía que sí tuve con Alcántara”.

Dentro de sus obituarios, Ignacio Camacho ha hablado de Antonio Burgos, del que “todos los articulistas andaluces hemos cabalgado sobre su la estela. Era un espejo de la realidad andaluza y sevillana. Fue un pionero del andalucismo político. Su influencia en los últimos 30 años es inabarcable”.

Pero si hay un obituario que le marcó al periodista sevillano, ese fue el de David Gistau. “Fue muy injusto que se fuese tan pronto. Con él se comete la injusticia de decir que era el mejor columnista de su época. No, era el mejor columnista, así, a secas... tenía todavía mucho recorrido. Además era un tipo impagable con el que te podías apuntar a cualquier cosa. Quise dejar constancia a sus hijos en el obituario de que su padre fue un ejemplo y un héroe civil”

Por último, Camacho ha confesado que “ahora ya no dirigiría un periódico, además, a una edad es mejor no hacer reir a Dios con muchas cosas”.