Alfonso Palacio, director adjunto del Museo del Prado: “El síndrome de 'Fatiga del Museo' te da a partir de estar hora y media ahí. Es el tiempo que debes permanecer, ver tres salas como máximo”

 'Las Meninas', 'La Rendición de Breda' o 'El fusilamiento del Conde de Torrijos'. Son tres cuadros tremendamente reconocibles del Museo del Prado y que, solo con nombrarlos, vienen a tu mente con total lujo de detalles. Verlos en directo, sin duda, es uno de esos espectáculos que todos deberíamos experimentar, al menos, una vez en la vida.   

Y es que ir al Museo del Prado es una de esas experiencias que deben considerarse obligatorias, porque no todos los días se puede acudir a la mejor pinacoteca del mundo. El museo, ubicado en Madrid, puede presumir de tener los mejores cuadros del mundo.

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El Museo del Prado, por María José Navarro | A Ciegas en Herrera en COPE

A ciegas

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No es una exageración, tiene aquellas obras con las que soñarían el Metropolitano de Nueva York o la National Gallery de Reino Unido. Con 34.000 piezas de arte, entre las que se encuentran obras de Goya, Velázquez o Tiziano, el museo es una atracción turística para los internacionales y también para los propios españoles.

De hecho, casi 4 millones de personas asisten al Museo del Prado anualmente, y muchos de ellos, sin duda, son repetidores. Y es que, si vives en Madrid, acudir a él es mucho más sencillo. Además, hay infinidad de descuentos y pases que se pueden hacer de forma gratuita.

La organización del museo y el color azul  

 Organizar uno de los mejores museos del mundo no es tarea fácil, entre otras cosas, porque requiere de una capacidad de trabajo hercúlea para atender a ese número de visitantes y conseguir que las exposiciones sean dinámicas.   

Un museo como el del Prado requiere de mucho trabajo y mucha creatividad. Alfonso Palacio es el director adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado y explica en 'Herrera en COPE' todo acerca de esta maravilla.

Y es que una de las novedades que han introducido durante esta temporada es la pintura del color azul en algunas de las salas. La culpa, por cierto, es de El Greco. “Nos trajimos los cuadros al Prado y ocuparon una parte de la galería central que efectivamente tuvo una museografía en la que el color predominante, sobre todo el de las el de las paredes que se hicieron para coger las obras era ese azul. ¿Y qué vimos? Pues que el azul lo que hacía era resaltar mucho mejor los colores de un Greco veneciano” decía.

“Al meter un color más oscuro que el que teníamos hasta ese momento en la pared de la galería central, que era un color verde grisáceo, tanto los colores de la pintura italiana, que es la que va a ese tramo de la galería central y especialmente dentro de la italiana escuela veneciana y también de la pintura flamenca, vemos que esos colores se proyectan con mayor fuerza, con mayor riqueza” explicaba.

Tranquilidad, que hay ciertas salas que no han cambiado de color y mantienen el que recuerdas. “La archiconocidísima sala 12, que es la sala que contiene pues nuestra joya de la corona, Las Meninas de Velázquez, que tiene un color verde, es el color idiosincático ya de esa galería y que creemos que funciona muy bien” explicaba.

Cómo visitar el Museo del Prado  

El Museo del Prado, con tantísimas obras, es extenso y grande y, por desgracia, no se puede ver entero en un día. Tienes que visitarlo en diferentes días y sabiendo qué salas quieres ver.   

Porque sí, el museo merece ser visitado de cierta manera. “Yo empezaría en el sentido cronológico, empezaría por la planta cero y me iría a ver, las primeras pinturas, porque hay que recordar que el Prado no solo es una pinacoteca, sino que también tiene una colección de escultura y cada vez más querida” decía el director adjunto.

“Lo ideal sería ver dos o tres salas en un rato no superior a la hora y cuarto, hora y media. A partir de la hora y media comienza ese fenómeno que se conoce y que está muy bien estudiado, que se conoce con el nombre de “fatiga de museo” y y es el es el lapso de tiempo en donde tanto nuestra mente como nuestros ojos mantienen todavía un nivel de concentración lo suficientemente alto como para poder asimilar todo aquello que uno viene observando” decía.

Por eso, su recomendación es la de ver dos o tres salas en un tiempo de hora y media y, a partir de ahí, irte y visitar el museo en otro momento.