Todos conocemos el ejemplo por parte de políticos que han borrado su historial de tweets por miedo a que se recuperen sus declaraciones en redes sociales o celebrities que han hecho un comentario desafortunado, incluso subido una foto que luego no tenía el efecto que querían. Se puede pensar que cuando borramos este contenido, desaparece por completo. Nada más lejos de la realidad.

Por un lado, comenta Stella Luna, CEO de Pentaquark Consulting, “no hay una respuesta clara al cien por cien. Una vez que tu subes un contenido a la red social o que compartes algo por internet, dejas de tener el control sobre ello y ya pertenece a un tercero. Si acudimos a las plataformas y hacemos un análisis, vemos que al final todo lo que se sube, se queda por allí de manera permanente. Incluso después de borrarlo, una de las opciones es que alguien se la descargue y la vuelva a compartir”. Además de las capturas de pantalla, las principales plataformas de contenido en internet “permiten que recuperes publicaciones que tu has borrado y te dejan recuperarlas porque las guardan”. Todo lo que se sube queda almacenado en un repositorio “durante cierto tiempo, aunque no sabemos si quiera durante cuanto tiempo, incluso indefinidamente”.

Uno de los casos que más preocupa es el caso de Whatsapp y nuestras conversaciones. “Facebook compró whatsapp por un dineral porque lo que querían eran nuestros datos, todo lo que compartimos por la red de mensajería, además de nuestros contactos. Y guarda nuestras conversaciones, no permanentemente, pero seguro que tienen un archivo”.

No solamente se analizan tendencias ideológicas, se hacen perfiles de cada persona que se registra, “en teoría anonimizados y agregados, es decir, que se añade a otra gente parecida a ti, se crea un grupo y se establece un segmento de población y un perfil colectivo. La potencia y la capacidad de hacerlo está ahí y mientras vaya aumentando la tecnología de Big Data, serán datos cada vez más precisos”.