Se quedan sin comida en un hospital de Sevilla durante el apagón y su idea hace que los enfermos puedan comer: 900 bandejas
Abraham Romero es el responsable del servicio de alimentación del hospital Universitario Virgen Macarena, y cuenta a Cristina López Schlichting lo que tuvieron que hacer en el apagón

Abraham ayudó a que muchos enfermos comiesen en el hospital el día del apagón
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El reciente apagón que ha afectado a gran parte de España ha puesto a prueba la capacidad de reacción de servicios esenciales en todo el país. Aunque los hospitales cuentan con generadores para garantizar la atención médica, hay áreas menos visibles pero igual de cruciales que también han tenido que adaptarse a la emergencia, como la alimentación de los pacientes.
Uno de los ejemplos más sorprendentes y emotivos se ha vivido en el hospital Virgen Macarena de Sevilla, donde una brillante y solidaria improvisación del personal evitó que los enfermos se quedaran sin su comida.

Fachada del Hospital Universitario Virgen Macarena
LA CADENA HUMANA QUE SALVÓ EL DÍA A LOS ENFERMOS
En plena hora punta del mediodía, cuando se estaban preparando las comidas para los pacientes, la luz se fue por completo. “Estábamos en medio del servicio, con las cintas de emplatado funcionando, cuando todo se apagó de golpe: sin luz, sin ascensores, sin nada”, explica Abraham Romero, responsable del servicio de alimentación del hospital, a Cristina López Schlichting en Fin de Semana.
El problema era mayúsculo. No solo por el volumen del trabajo —más de 900 bandejas que había que repartir planta por planta—, sino porque los protocolos de seguridad alimentaria no permiten retrasos ni improvisaciones que comprometan la salud de los pacientes.

Con el apagón, los ascensores dejaron de funcionar en casi toda España
Lejos de entrar en pánico, el equipo de cocina decidió actuar con rapidez. “Pusimos calma y decidimos actuar. Yo me uní al personal de distribución y empezamos a subir las bandejas a mano por las escaleras”, cuenta Romero. La escena que se vivió a continuación es digna de película: una cadena humana espontánea y solidaria se formó en los pasillos del hospital.
“Al principio éramos los de alimentación, pero enseguida se nos unieron enfermeros, celadores, personal de limpieza, incluso familiares de los pacientes. Cada vez que subíamos una planta, había más personas ayudando”, recuerda emocionado. “Surgió algo bueno, algo puro del ser humano. Fue bonito dentro del problema que era bastante complejo”.
Me uní al personal de distribución y empezamos a subir las 900 bandejas a mano por las escaleras"
Responsable del servicio de alimentación del hospital Virgen Macarena de Sevilla
la reacción, clave en las primeras horas
Pese al caos inicial, la rapidez de la reacción permitió que la comida llegara caliente y sin alteraciones a todas las habitaciones. “No se alteró ningún proceso, simplemente lo hicimos de una manera que no es la habitual. Pero salió todo bien”, asegura Romero.
Más tarde, y gracias a la intervención técnica del hospital, se logró recuperar parcialmente el funcionamiento de algunos ascensores. Esto permitió ajustar menús y retomar parte del ritmo habitual en el siguiente turno. “Tuvimos que hacer modificaciones, pero pudimos recuperar cierta normalidad, aunque no total, hasta las 7 de la tarde”, explica.
Lo que ocurrió en el hospital Virgen Macarena es un ejemplo del ingenio y la humanidad que caracterizan al personal sanitario y de servicios en España. “Esto es España: la capacidad de improvisar, de unirse, de ayudar. En otros países se quedan congelados esperando protocolos, aquí nos ponemos en marcha y nos ponemos en el lugar del otro”, destacó Cristina López Schlichting al cerrar la entrevista.

Hubo muchos héroes anónimos durante el apagón
Mientras el apagón dejaba ciudades enteras paralizadas, en un rincón de Sevilla una cadena de manos anónimas lograba que 900 enfermos comieran a su hora. Una historia que demuestra que cuando todo falla, la solidaridad sigue siendo la mejor energía.